Trabajan en el centro universitario especializado en tecnología y arte digital U-Tad, se coordinan, además, con ecólogos y biólogos del CSIC destacados en Doñana y tienen un objetivo: emplear la IA para medir el impacto de los cambios de temperatura extremos sobre la fauna y, con ello, luchar para proteger mejor la biodiversidad. Lo hacen mediante modelos de datos que utilizan, ahí es nada, el canto de las especies que viven en Doñana.

 

Diez grabadoras

El dispositivo de recogida de datos incluye diez grabadoras estratégicamente repartidas por el Parque Nacional de Doñana que envían informción a un servidor capaz de categorizarlos por especies y, con ello, identificar qué aves están presentes aún en el parque y cuáles han desaparecido. Se estima que las primeras conclusiones estarán disponibles en 2025. Con ellas, los expertos podrán comprobar qué especies están en mayor peligro, cuáles ya no se encuentran en la zona analizada y, también, si alguna ha modificado sus patrones migratorios.

Complejidad

La complejidad del proyecto, explica Javier G. Algarra, coordinador del estudio y director académico en U-tad, radica en la monitorización en tiempo real de una gran cantidad de datos de audio. “Gracias al avance de la tecnología, hoy en día podemos desarrollar modelos que permiten hacer un seguimiento instantáneo de la presencia de especies en los distintos entornos en los que se instalan las grabadoras”. El equipo valora ya exportar el sistema a otros puntos del país.