En los últimos meses, nos desayunamos casi a diario con noticias que hablan de próximos y casi ya planificados viajes tripulados a la Luna donde, por lo visto, habrá también en breve una base permanente. Unos días el protagonista es Estados Unidos, otros China y alguno, hasta Elon Musk o Richard Branson, Rafael Clemente, ingeniero, novelista, divulgador y experto en el estudio de la carrera espacial advierte: antes de 2030, nada. Y quien llegará, será China.

Simulación de la llegada de un vuelo tripulado chino a la Luna

Autor de dos libros

Rafael Clemente tiene en su haber dos libros, Un pequeño paso para el hombre ( La Cúpula, 2019) y Los otros vuelos a la Luna (La Cúpula, 2020) en los que repasa los diferentes vuelos del programa Apollo y revela detalles inéditos, como  por ejemplo la contribución de científicos, técnicos o periodistas de nuestro país en aquella gesta que fue la conquista de la Luna. Por ejemplo, la señal con el mensaje mediante el que Neil Armstrong comunicó que todo había salido bien llegó antes a una estación de comunicaciones situada en Fresnedillas (Madrid) y, ya después, a Houston y al resto de estaciones. Fue así porque la base madrileña, junto a la abulense de Cebreros o la canaria de Maspalomas eran las mejor situadas. Pocos segundos después, la señal llegó a Houston, pero hubo en aquellas bases españolas había personal que formó parte del equipo de 400.000 técnicos distribuidos por todo el mundo que hizo posible la misión. Hoy, cree Rafael Clemente, muchos de aquellos hombres y mujeres se preguntarían qué ha pasado para que 60 años después de la llegada del hombre a Luna nuestro satélite siga siendo un yermo abandonado.

Recursos abundantes y China al acecho

La Luna, apunte el divulgador, es, seguramente, la respuesta a la crisis energética en curso. El Helio 3 allí disponible, apto para generar energía, permitiría abastecernos de forma económica siempre y cuando de desarrollen centrales nucleares de fusión y se disponga de la tecnología necesaria para extraerlo y traerlo a la tierra. Clemente es claro: “nos hacen falta 30 años para llega a poder hacer eso”. ¿Y quién lo hará? El ingeniero no tiene dudas: China será el siguiente país que coloque su bandera en La Luna y lo hará, posiblemente, en 2030 como tienen previsto. Sobre las intenciones americanas, que hablan de 2025 es escéptico: no cree que cumplan los plazos, ya que los circuitos de decisión son mucho más complejos y lentos en las naciones democráticas.