Que el Land Rover Defender es a Europa lo que el Jeep Wrangler a América nadie lo discute. En España, por suerte, todavía circulan muchos de los históricos Defender fabricados por Santana en Linares (Jaén), pero es en Gran Bretaña donde el viejo todoterreno es casi una religión. Por eso, no debe sorprender que a Frank Rothwell, un ingeniero inglés, se le haya ocurrido unir en un solo vehículo dos de las tradiciones tecnológicas más antiguas del Reino Unido: ir en Land Rover y alimentar motores con carbón. Sí, Rothwell lo ha hecho: tiene un Land Rover a vapor.

Por menos de 30.000 euros

Rothwell, que vive en las afueras de Manchester, compró un viejo Land Rover de 1967 con motor de gasolina de 2.25 litros por 4.000 libras y, después de invertir en él 24.000 libras más y 400 horas de trabajo equipó al coche con una caldera de carbón que calienta agua y produce vapor suficiente como para impulsar el motor que hace girar las ruedas. Ahora, en lugar de calandra, el Land Rover monta el frontal de la caldera y una pequeña chimenea que evacua el humo.

A veinte kilómetros por hora

El Defender a vapor, eso sí, no corre demasiado: consigue alcanzar unos 20 km/h y consume 45 kg de carbón cada 60 minutos. Si contamos con que el carbón está ahora mismo a unos 400 euros la tonelada, resulta que 50 kg de carbón salen por unos 20 euros. A ese precio y con esa velocidad, todavía sale a cuenta un coche de gasóleo.