Mientras en España está previsto que no quede ninguna central nuclear en funcionamiento en 2035, en otros países construyen centrales nuevas o las reactivan. Un ejemplo es Japón, que se afana en volver a poner en servicio la que será la central nuclear más potente del mundo.

 

 

8000 MW

Kashiwazaki-Kariwa, que así se llama, será capaz de producir hasta 8000 MW de energía y sus propietarios ya han comenzado el proceso de carga de combustible en la planta. La planta está fuera de servicio desde 2011, cuando tras el accidente de Fukushima se paralizó la producción de energía eléctrica mediante reactores nucleares en el país. En 2017,  la central pasó ya una revisión y se fijaron una serie de mejoras. Desde diciembre de 2023 la operadora, Tokyo Electric Power Company (TEPCO)  tiene permiso para poner en marcha la planta.

El caso de Japón

TEPCO y otras compañías energéticas japonesas han apostado por la reactivación de todas las centrales nucleares nacionales que cumplan con el nuevo marco de seguridad, aunque en muchos casos la reapertura de plantas ha contado con el rechazo de la población local o con otros obstáculos regulatorios y jurídicos. Por su capacidad, la planta de Kashiwazaki-Kariwa es una pieza clave en el plan de suministro energético de TEPCO y va en línea con la estrategia promovida por el Ejecutivo de impulsar las nucleares con vistas a alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones. Japón cuenta actualmente con 27 reactores nucleares apagados de forma permanente, otros 21 desactivados de forma temporal (entre ellos los 7 de Kashiwazaki-Kariwa), y otros 12 operativos.