De los recientemente clausurados JJOO de París se ha escrito mucho y no siempre bien. Diferentes polémicas vinculadas a deportistas concretos o, también, a la comida que se suministraba a los atletas y a las condiciones de los alojamientos han enturbiado una competición que, también, ha sido noticia por la contaminación de las aguas del Sena por bacterias. Éstas, sin embargo, no ha sido el único agente patógeno que ha sido noticia estos días en la capital francesa: los virus (en su versión informática) también han hecho acto de presencia. Han sido, en concreto, protagonistas de buena parte de los más de 140 ciberataques que los JJOO han experimentado.
Influencia negativa en las competiciones
Estos eventos, detallan las autoridades francesas, no han tenido influencia negativa de ningún tipo en las competiciones,pero han afectado a entidades gubernamentales, sistemas de telecomunicaciones e instalaciones de tranporte y deportivas. De los 140 eventos, 119 han sido catalogados como de ‘bajo impacto’ y 22 han implicado accesos indeseados a los sistemas de información del organismo o la entidad afectada.
Servidores
De los 140 eventos, un tercio han sido ataques a servidores que, en algunos casos, implicaron saturaciones que compartaban denegaciones de servicio. El resto tuvieron que ver con divulgación de datos. Por ejemplo, durante los JJOO, hasta 40 museo franceses han recibido ataques de ransomware en los que se empleaban virus informáticos. Pese a no tratarse de ataques graves, los 140 eventos registrados destacan por su volumen, equivalente a diez veces más que los ciberataques registrados durante los juegos de Tokio. El cibercrimen, está claro, no descansa.