John Deere, el fabricante de tractores y maquinaria agrícola probablemente más famoso del plantea, se apunta también a la revolución verde: después de cerrar a principios de año la compra del fabricante austríaco de baterías Kreisel Electric, anuncia ahora que va a invertir “cuánto sea necesario” en la firma para conseguir que su capacidad de producción se incremente en “más de 2GWh” para que John Deere pueda desarrollar sus planes de futuro, que contemplan tractores autónomos controlados desde un ordenador.

John Deere

Tractor eléctrico robotizado

La multinacional de la maquinaria trabaja desde hace varios años en un concepto que cambiará radicalmente la agricultura: el tractor eléctrico robotizado, del que tienen ya un prototipo. Su intención pasa por empezar a comercializarlo en Australia a partir de 2026. Será, anuncia la marca, “un cambio monumental” que cambiará el paradigma de la producción agraria. El tractor robotizado autónomo será eléctrico y no necesitará conductor, pero sí control humano remoto. Por ello, John Deere adelanta que el futuro de la maquinaria tiene que ver más con el software que con los tractores y excavadoras.  Vamos, lo mismo que pasará en el sector del automóvil según Tesla.

Inversión estratégica

Hasta entonces, John Deere se centra en las baterías y lo hace en paralelo a la activación de unas instalaciones exclusivas para Kreisel en la fábrica que John Deere tiene en Saran, Francia. Esa planta es la principal fábrica de motores para maquinaria agrícola de toda la Unión Europea. Desde allí, Kreisel tendrá acceso a todos los recursos de un grupo que tiene claro que el futuro de la maquinaria será verde o no será. Y verde, no nos olvidemos, ha sido siempre el color de John Deere.