La mayoría disponemos de un smartphone que nos permite realizar infinidad de funciones como, en este caso, jugar a videojuegos. Personas de todas las edades han sucumbido a algún título dentro del catálogo, lo que ha supuesto para el sector de móviles la oportunidad de alcanzar a muchos jugadores potenciales a los que no podría llegar si éstos no adquirieran una consola o un ordenador gaming. En este sentido, el público es mayoritario en el mercado de juegos móviles y eso ha terminado derivando en que esta clase de títulos generen más beneficios que los videojuegos convencionales. Según un estudio de SuperData Research, en 2016 los juegos para móviles han generado 41 billones de dólares de beneficios, un 18% más de lo que ingresaron el año anterior, superando al resto de plataformas.
El éxito de los juegos móviles viene influenciado por un menor coste en su desarrollo, lo que genera una mayor curva de beneficios; aunque los estándares de inversión en el desarrollo de estas apps cada vez está más en línea con lo que se invierte en la producción de los videojuegos más caros de la industria. Lo que también influye es que conceptualmente, los juegos móviles no requieren de tanto tiempo y esfuerzo como los más tradicionales: en argumento, en apartado artístico, sonoro e, incluso, en marketing.
Muchos se cuestionan como un juego para móviles de descarga gratuita puede generarle tantos beneficios a la compañía que lo desarrolla. Más allá de los anuncios publicitarios, en la inmensa mayoría de los casos estos títulos contienen en su interior micro-pagos que ayudan a los jugadores a conseguir más complementos dentro del juego para, o bien avanzar más deprisa, o bien obtener mayores recompensas sin la necesidad de pasarse demasiadas horas jugando. Este tipo de prácticas provocan el llamado ‘pay-to-win’, que se traduce en “pagar para ganar”, que se refiere a aquellos jugadores que obtienen ventaja sobre el resto gracias a los micro-pagos, siendo mejores dentro del juego que aquellos que no deciden gastarse dinero. En este sentido, las transacciones generan el grueso de los ingresos para los desarrolladores.
Clash Royale, el más rentable
Un ejemplo evidente lo encontramos en Clash Royale, el juego que más beneficios ha obtenido en 2016, por encima del reconocido Pokémon GO. El título de SuperCell, creadores de Clash of Clans, tira de los micro-pagos dentro de la app para progresar con mayor facilidad dentro del juego. Por otro lado, Clash Royale ha conseguido estar presente en los eSports, torneos que generan mucha expectación entre los amantes de los videojuegos, además de estar muy presente en YouTube, donde youtubers de éxito están aprovechando el tirón del juego, así como otros menos conocidos suben como la espuma en cuanto a visitas. Chief Pat es el youtuber al que consideran el mejor jugador de Clash Royale del mundo y, en su camino para convertirse en el número 1, se gastó hasta 12.000 dólares en los dos primeros meses desde el lanzamiento del juego, según publicó Forbes.
La industria se pasa a los smartphones
Cada vez más, las compañías tradicionales desarrolladoras de videojuegos para ordenadores y consolas están pasándose al mercado de móviles. Aunque eso no signifique que abandonen a las plataformas convencionales, lo cierto es que los millones de jugadores que consiguen en smartphones no los consiguen en PlayStation 4, Xbox One u ordenadores. Compañías de grandísimo peso como Ubisoft o Electronic Arts tienen una gran presencia hoy en día en las ‘stores’ de Google Play y iOS. FIFA 17 o NBA Live, juegos de éxito de EA, se encuentran entre los más descargados para móviles. Otras desarrolladoras con mucha fuerza en consolas y PC, como Bethesda, creadores de la saga Fallout, han aprovechado las posibilidades del mercado de móviles, en su caso, con Fallout Shelter en 2015. Aunque si una compañía de enorme peso en la industria de los videojuegos ha llegado pisando fuerte a los smartphones, esa ha sido Nintendo. Pokémon GO y, recientemente, Super Mario Run, han puesto de manifiesto que los móviles juegan, y aún les queda por jugar, un papel protagonista en el sector.