Los submarinos llevan con nosotros más de un siglo, en concreto desde que el riojano Cosme García y catalán Narcís Monturiol, primero, diseñasen, respectivamente, el Bateau Plongeur y el Ictíneo y el cartagenero Issac Peral, después, diseñase el primer submarino torpedero de la historia. Como en España no se nos da muy bien lo de reconocerles el mérito a nuestros inventores, ninguno de los tres sumergibles sirvieron para mucho y, por eso seguramente, hoy son otros países los que pideran estos menesteres de viajar en vehículos subacuáticos. Hoy, los Emiratos Árabes, un país que debía ser poco más que un desierto salpicado de poblachones y alguna que otra zona con vegetación cuando Monturiol, García y Peral inventaban, ha presentado un submarino revolucionario que se llama Kronos y tiene forma de mantarraya.
¿Cómo es?
El Kronos mide nueve metros de largo, 7,5 de ancho y 2,1 m de alto. Su peso no supera los 10.000 kg y la empresa que lo ha diseñado, Highland Systems, dice que puede cargar hasta 3.000 kg. Alcanza una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora que, si se sumerge, se quedan en 50. Puede operar bajo el agua durante 36 horas y ofrece un sistema de iluminación adaptativa, aire acondicionado, sistemas de soporte vital y hasta puede transportar seis pequeños torpedos. Lo más innovador, con todo, es su forma: parece una mantarraya.
¿Por qué esa forma?
El concepto que está detrás del Kronos es el mismo que animó a la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa (DARPA) estadounidense a diseñar el Manta Ray, un dron sumergible autónomo que imita a la criatura marina y aprovecha las cualidades hidrodinámicas de su singular forma. Ahora, Highland System hace los mismo para crear una nave submarina tripulada en la que pueden viajar hasta diez personas y que, adelantam, puede servir para operaciones de transporte “y de combate”. Bueno, servir puede servir para todo, porque los submarinos, desde siempre, han sido extraordinariamente versátiles. Y si no, que les pregunten a los narcotraficantes gallegos y ecuatorianos que, sin DARPA ni Highland System, diseñaron ellos solos un semisumergible para llevar adelante sus fechorías allá a finales del año pasado. Desde luego, y aunque reprobarían la finalidad para la que se concibió el batiscafo, Peral, García y Montoriol seguro que esbozarían una sonrisa desde allá donde sea que estén.