Todo sube y, dentro de ese todo, también está el papel. En concreto, lo ha hecho entre un 30 y un 60% durante el último año según el tipo y el proveedor. Las editoriales; que de momento, sin papel, no funcionan; intentan por todos los medios reducir costes y para lograrlo han tomado dos medidas: exportan menos a Hispanoamérica, reeditan poco y, si hay que hacerlo, echan mano de las ediciones de bolsillo, que implican un menor gasto en papel.

 

Otras subidas

Las reediciones en tapa dura son casi inexistentes porque, además de emplear mayor cantidad de una materia prima, el papel, que está por las nubes, añaden peso a cada unidad y esa circunstancia, en un contexto de subida generalizada de los gastos de transporte por culpa de los carburantes, las hace prohibitivas. Los editores lo tienen claro: se reedita sólo lo que se sabe que va a funcionar muy bien y, en cuanto se puede, se lanza la edición de bolsillo. Es la única manera de no repercutir el sobrecoste en el lector.

Previsiones para 2023

En el sector , se da por hecho que el sobreprecio del papel se mantendrá durante todo el primer trimestre de 2023, porque el precio de la pasta de papel ha empezado a descender levemente. Lo que no está claro es cuándo bajará el precio del transporte y, así y de momento, se limitan las exportaciones a Hispanoamérica. En 2020, último año para el que se dispone de datos oficiales, se llevó al otro lado del océano un 26% menos de libros.

La industria del libro en España facturó 2.576,70 millones de euros el pasado año y editó 79.373 títulos, pero el sector destaca subidas en los precios de venta superiores al 5%, por debajo de la inflación.