De Pablo Escobar decían que, además de un assasí y un narcotraficante, fue un gran empresario y un genio de la logística. En Catalunya, aunque centrados en el negocio de la marihuana, parece que también hay genios de este tipo: los Mossos d'Esquadra acaban de desarticular a Lleida una banda que, además de cometer delitos contra la salud pública, articularse como organización criminal, y cometer presuntamente secuestros, lesiones y robos violentos, habían articulado un formidable entramado logístico.

 

Diferentes sedes

La banda disponía de instalaciones a Lleida, Vilanova de la Barca, Rosellón y El Pont de Suert (Lleida) y la Roca del Vallès. El cómputo total de droga intervenida durante la investigación asciende a 393 kg. La estima del valor de la marihuana intervenida en el mercado ilícito en Catalunya asciende cerca de 2,5 millones de euros, precio que se puede llegar a duplicar o triplicar en el mercado ilícito europeo. El destino final de la mercancía ilícita era Alemana, Francia, Italia y Rumania.

Infraestructura

Los detenidos gestionaban un hub de marihuana asentado en la demarcación de Lleida que gestionaba al menos 4 naves industriales ocupadas, y operaban a través de 5 empresas de logística, constituidas con apariencia de legalidad. La forma de operar de la estructura consistía en proveerse de la marihuana cultivada a Catalunya a través de diferentes proveedores. Una vez en sus naves, la depositaban en envoltorios y paquetes de apariencia legal, los cuales conforman cantos rodados enteros y que eran cargados y camuflados entre mercancía de curso legal dentro de camiones alquilados con chóferes subcontratados, ajenos al transporte ilícito que llevaban a cabo. Muchos de estos conductores no formaban parte del entramado criminal, sino que eran utilizados como mero instrumento de transporte, tuvieran conocimiento o no de la ilicitud de la carga que trasladaban. Igualmente, eran monitorados a través de geolocalizadores y acompañados de forma discreta para miembros de la escala intermedia de la organización, los cuales eran los encargados de hacer las transacciones a los países de destino.

Para encubrir y enmascarar el tráfico encubierto de drogas que ejercía la empresa de transportes, sus miembros desarrollaron mecanismos para falsear la documentación relativa a la carga (CMR) así como falsificar sellos y estampas para dotar de veracidad los paquetes en caso que alguna autoridad policial, o fiscal, detuviera el cargamento. Podían variar entre utilizar los documentos de las empresas que ellos gestionaban, o bien utilizar otras empresas conocidas de distribución y venta de productos electrónicos o de bricolaje.