Solo un 1,1%: eso es lo que han crecido en 2022 los ingresos de las empresas que comercializan semiconductores. Los 595.000 millones de dólares que obtuvieron gracias a sus ventas en 2021 se convirtieron en 2022 en 601.700, según informa la consultora especializada en tecnología Gartner.

 

La escasez fue la tónica

Durante el año 2022, la escasez fue la tónica general del mercado mundial de semiconductores. Los plazos de entrega se alargaron, los precios subieron y la producción de dispositivos electrónicos destinados al consumidor final se redujo. Los fabricantes de equipos decidieron entonces almacenar chips, y la coyuntura general tuvo efectos nefastos en mercados como el del automóvil, intensivo en el uso de estos dispositivos, y en el que los precios de venta han subido notablemente y los plazos de entrega se han alargado.

La demanda se frenó

La escasez de estos dispositivos tuvo, durante la segunda mitad del año, una consecuencia que ninguno de los fabricantes preveía y que explica el estancamiento de ingresos: la inflación, la subida de los tipos de interés, el incremento del precio de la energía y los bloqueos en China consecuencia del covid-19 se tradujeron en una desaceleración general del consumo, y la demanda de bienes como los smartphones o los PCs se redujo, y, con ello, la demanda de semiconductores. Las empresas que los producen han ingresado casi lo mismo que en 2021 a pesar de vender los pocos que producían más caros. ¿Por qué? Pues porque todos, ahora, hacemos durar mucho más nuestros dispositivos. Reducir la demanda a veces tiene efectos indeseados, porque los consumidores pueden, como ha sucedido, darse cuenta de que no necesitan lo que antes encontraban con facilidad y ahora se vende con cuentagotas. Los ingresos de Samsung, por ejemplo, bajaron un 10,22% en 2022, y en Intel vieron como el crecimiento de sus ingresos disminuía casi un 20%. La dictadura del "todo nuevo" ya parece que se acaba.