Lo han desarrollado investigadores estadounidenses adscritos al Berkeley Lab y al Laboratorio Nacional de Oak Ridge, destaca por su ductilidad, está formado por cromo, cobalto y níquel y es, y esto es lo que importa de veras, el material más resistente descubierto hasta la fecha, pero tiene un problema: su nombre actual es impronunciable.

Poca imaginación
Y lo es porque sus creadores, aunque son unos ingenieros excelentes, no parecen tener demasiada imaginación para eso del naming: se han limitado a unir los símbolos químicos de cromo (CR), el cobalto (Co) y el níquel (Ni) para trabajar un galimatías impronunciable (CrCoNi) que, seguro, va a tener que pasar pronto por las manos de un publicista si lo que se pretende es que esta aleación de fabulosas propiedades se convierta en un éxito comercial.
Dos peculiaridades
Lo mejor del CrCoNi es su singular combinación de propiedades, ya que nos encontramos ante un material extremadamente dúctil y, dicen sus creadores, “impresionantemente resistente” que, aunque es maleable, tiene una gran resistencia a la deformación permanente, especialmente si la aleación que lo forma se enfría, justo al contrario que en otros materiales como el bronce o el acero.
Sus características se explican en parte por su mezcla equilibrada de los elementos y su receta atómica, que le hace perfecto para condiciones ambientales extremas que podrían comprometer las aleaciones metálicas estándar, como ocurre, por ejemplo, en las gélidas temperaturas que se registran fuera de nuestra atmósfera. El material, eso sí, tiene otro problema además de su impronunciable nombre: producirlo es muy caro y, de momento, sólo es posible en un laboratorio, así que al noble y eficaz acero le quedan por delante muchos años todavía.