La producción agroganadera moderna genera residuos que hay que gestionar y una manera de hacerlo, seguramente la mejor, implica identificar en estos materiales de rechazo compuestos que puedan servir para otros usos. Por eso, en Colombia han dado un paso al frente y extraen ya de los residuos de las granjas avícolas del país componentes que permiten elaborar colágeno o fertilizantes de la mano de la Universidad de Antioquía. Cada año, desde la Federación Nacional de Avicultores de Colombia.

Granja avícola

bia invierte cada año más de 400 millones de dólares en proyectos de economía circular

 

Productos secundarios

Dentro de este nuevo paradigma de producción circular, hasta los residuos cambian de nombre y pasan a considerarse productos secundarios que se convierten en materia prima con la que elaborar lo que, industrialmente, se denominan productos de alto valor agregado: con las deyecciones de las aves se elabora biomasa, un producto que permite generar energía con un balance neutro de CO2 y que, también, puede ser utilizado como fertilizante.

Colágeno y hasta ácido hialurónico

Con todo, lo más sorprendente es lo que se consigue con las cáscaras de loe huevos: reduciéndolas a su fracción orgánica, es posible conseguir colágeno y ácido hialurónico. Ambos compuestos están presentes en las membranas de la cáscara y son especialmente valiosos para la industria cosmética, la farmacéutica o la alimentaria. En sí, lo que han hecho en Colombia las empresas del sector avícola es industrializar un proceso que se reproduce en casas de medio mundo desde hace años: preparar cremas antiarrugas caseras dejando secar las membranas del interior de la cáscara y mezclándolas después con glicerina. A gran escala, y con procesos industriales, se hace ahora lo mismo en las grandes granjas avícolas colombianas, aunque la última parte del proceso se deja a terceros. No acaba ahí sin embargo el valor de la cáscara de hbuevo: el carbonato de calcio que contienen es idéntico al de origen mineral y, por tanto, puede usarse para la alimentación de animales, la elaboración de suplementos dietéticos y hasta para sintetizar plásticos orgánicos. Si sustituimos el carbonato de calcio mineral por carbonato de calcio procedente de huevos, se pueden llegar a ahorrar, sólo en España, más de 23 millones de liros de agua al año y 4,6 millones de kWh/ año de energía.

cáscara de huevo