Se llaman Domma, tienen su sede en Barcelona y nacieron en 2021 con un propósito: apoyar a las mujeres que viven su transición a la menopausia y ofrecerles plantes personalizados para paliar los síntomas asociados. Tienen ya 1.500 clientas.

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Dos mujeres al mando

Al frente de la empresa están dos mujeres, Mireia Roca y Cristina Martínez, que unieron fuerzas para “empoderar” a un colectivo, el de las mujeres entre 45 y 55 años, que son víctimas. explican ambas, de una "doble invisibilización": la que se deriva "del simple hecho de ser mujeres" y la que se vincula a la habitual asociación entre climaterio y vejez que se acostumbra a hacer. “El término menopáusica se utiliza como algo despectivo para indicar que la mujer deja de ser atractiva, que ya no es joven, que ya no es fértil, que no puede tener hijos y que se acaba lo bueno de su vida porque es incapaz y no tiene deseo sexual ni es deseable”, explica Mireia Roca, quien concluye que el valor de una mujer no debería ir ligado jamás "a su capacidad reproductiva o su juventud”.

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Ni en el debate ni en las políticas públicas

Cristina Martínez, el otro 50% de Domma, lamenta que no existan hoy “ni debate público" sobre la cuestión ni "políticas" encaminadas a atender las necesidades del colectivo. “Hay un silencio mediático, escasa investigación, poca o inexistente formación en los profesionales sanitarios y falta de educación en las escuelas. La menopausia es la etapa de la vida de las mujeres acerca de la que menos se habla y sus protagonistas la viven "solas, desorientadas y con vergüenza y miedo a ser juzgadas, pero la realidad es que el climaterio nos llegará a todas”, apunta Martínez.

Respuestas

Como respuestas, Domma ofrece planes personalizados que incluyen productos naturales sin componentes químicos elaborados por la propia compañía y programas de acompañamiento profesional e individualizado en los que cada mujer recibe el apoyo y los consejos de una coach experta en menopausia. El proceso, señalan Martínez y Roca, debe vivirse como algo “natural” y es preciso entender que los síntomas físicos y anímiocos habituales (irritabilidad, sofocos, insomnio, sudoración o sequedan” son fruto de un desequilibrio hormonal que no debe combatirse con exceso de terapia ni con medicalizaciones excesivas.