Las sondas espaciales Voyager 1 y 2, lanzadas por la NASA hace casi cinco décadas, han sido pilares fundamentales en la exploración del espacio profundo. Diseñadas inicialmente para estudiar los planetas exteriores del sistema solar, estas naves han superado con creces sus expectativas originales, adentrándose en el espacio interestelar y proporcionando datos invaluables sobre los confines de nuestra heliosfera.

Sin embargo, la disminución gradual de su suministro de energía plantea desafíos significativos para mantenerlas operativas. Ante esta situación, la NASA ha implementado estrategias innovadoras para prolongar su vida útil y continuar aprovechando su capacidad científica.

Lanzamiento y objetivos iniciales de las Voyager

Las sondas Voyager 1 y 2 fueron lanzadas en 1977 con el objetivo principal de explorar los planetas gigantes gaseosos del sistema solar: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Ambas naves llevaron a cabo sobrevuelos exitosos, proporcionando imágenes detalladas y datos científicos que ampliaron significativamente nuestro conocimiento sobre estos planetas y sus lunas. Tras completar sus misiones planetarias, las Voyager continuaron su viaje hacia el espacio interestelar, convirtiéndose en los primeros objetos fabricados por el ser humano en alcanzar esta región.

Desafíos técnicos y soluciones implementadas

A lo largo de su misión, las Voyager han enfrentado diversos desafíos técnicos. Hace aproximadamente un año y medio, la Voyager 1 experimentó problemas cuando uno de sus tres ordenadores dejó de enviar señales a la Tierra, y se detectó una actividad inusual en una sección del subsistema de vuelo.

Para resolver estos contratiempos, los ingenieros de la NASA implementaron soluciones innovadoras que permitieron restablecer la comunicación y la funcionalidad de la sonda. Estas acciones destacaron la capacidad del equipo para adaptarse y mantener operativas las naves a pesar de su avanzada edad y la distancia extrema a la que se encuentran.

HALO (Nasa)
HALO (Nasa)

Apagado selectivo de instrumentos para conservar energía

Con el paso del tiempo, las fuentes de energía de las Voyager, basadas en generadores termoeléctricos de radioisótopos, han experimentado una disminución en su capacidad, perdiendo alrededor de cuatro vatios de energía cada año. Para gestionar esta reducción y extender la vida útil de las sondas, la NASA ha decidido apagar selectivamente algunos de sus instrumentos científicos.

El 25 de febrero de 2025, se desactivó el subsistema de rayos cósmicos de la Voyager 1, un conjunto de tres telescopios diseñados para estudiar los rayos cósmicos y protones tanto de la galaxia como del Sol. Asimismo, se programó que el 24 de marzo de 2025 se apagase el instrumento de partículas cargadas de baja energía de la Voyager 2, encargado de medir diversos iones, electrones y rayos cósmicos originados en el sistema solar.

Estas medidas forman parte de un esfuerzo continuo para gestionar la disminución gradual del suministro de energía de las sondas. Según Suzanne Dodd, directora del proyecto Voyager en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL), "la energía eléctrica se está agotando. Si no apagamos un instrumento en cada Voyager ahora, probablemente solo les queden unos pocos meses más de energía antes de que tengamos que declarar el fin de la misión".

Voyager 2
Voyager 2

Perspectivas futuras de las misiones Voyager

A pesar de estas reducciones, cada sonda mantiene operativos tres de sus instrumentos originales, lo que les permite continuar recopilando datos sobre la heliosfera y el espacio interestelar. Con la implementación de este plan de conservación de energía, los ingenieros de JPL consideran que las dos sondas Voyager podrían tener suficiente electricidad para seguir operando hasta la década de 2030.

Este enfoque estratégico refleja el compromiso de la NASA por maximizar el retorno científico de las Voyager, permitiendo que estas históricas sondas sigan contribuyendo al entendimiento del espacio profundo mientras sus sistemas lo permitan.

En resumen, las Voyager 1 y 2 han sido testigos y protagonistas de una era dorada de la exploración espacial. A pesar de los desafíos inherentes a su avanzada edad y la vastedad del espacio que recorren, la NASA continúa implementando soluciones innovadoras para prolongar su misión, asegurando que sigan enviando valiosa información desde los confines de nuestro sistema solar.