Bueno, no exactamente: lo que genera un “impacto ambiental negativo” que debería “minimizarse” es el tratamiento posterior que le damos a los cadáveres de nuestros seres queridos, o eso piensa al menos el PSOE, que, a través de su grupo parlamentario en esa cámara, ha registrado ante la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Congreso de los Diputados una propuesta en la que defiende “la necesidad de tomar medidas” en relación a los sistemas actuales de incineración de cadáveres. Sobre inhumaciones, de momento, no dicen nada.

Ataúd de cartón
Ataúd de cartón

Otro tipo de ataúdes

Por lo visto, y siempre según el grupo parlamentario del PSOE en el Congreso, la incineración de cadáveres tiene impactos negativos sobre la salud y el medio ambiente que podrían “minimizarse” si, en lugar de los ataúdes actuales, se emplean otros “de cartón ondulado u otros materiales vegetales” y se “evitan” lo tratamientos tanatoprácticos o tanatoestéticos y, además, se viste a los cadáveres siempre con ropa “de fibras naturales” y no con la ropa que ellos dejaron dicho que querían usar como mortaja en caso de que ésta fuese de otros tejidos. Por lo visto, los ataúdes, la ropa y los líquidos que se utilizan en tanatopraxia generan tóxicos que se liberan al medio ambiente con la incineración. También es de esperar que, más pronto o más tarde, indiquen lo mismo en relación a las inhumaciones, pero no dicen nada, de momento. Todo sea que alguien, en breve, piense también que los mismos elementos que liberan tóxicos a la atmósfera en una incineración puedan ser también difícilmente biodegradables.

Los crematorios, en zonas industriales

Lo que si proponen los diputados del PSOE que han redactado la propuesta es que los crematorios nuevos se instalen por ley en zonas industriales y que, además, se cometa a los que ya existen a controles de emisiones más estrictos. Por lo visto, todo esto es necesario para, dicen desde el PSOE “garantizar una adecuada calidad del aire, de acuerdo con los estándares exigidos por la UE y las recomendaciones de organismos internacionales. Plantea, incluso, fijar una distancia mínima obligatoria con núcleos poblacionales o lo que definen, sin concretar mucho, como “espacios vulnerables”. ¿De verdad hace falta todo esto?