¿Energía a partir de nuestro movimiento, de la vibración de los edificios, de la fricción de los coches en la carretera o de las olas del océano? ¿Te parece imposible? Pues no lo es tanto: todo movimiento genera energía y un grupo de científicos del NREL, el Laboratorio de Energías Renovables de Estados Unidos, ha registrado ya hasta una patente para, algún día, intentar aprovechar la energía de todas estas fuentes potenciales. Lo llaman tecnologías de conversión de energía distribuida.

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De momento, empiezan por las corrientes marinas y fluviales

De momento, la intención de los técnicos del NREL es aprovechar la energía de las olas, las corrientes y las mareas de ríos, lagos y océanos, pero esperan que, en un futuro no muy lejano, se desarrollen sistemas capaces de obtener energía utilizable para el consumo de cualquier movimiento físico o cambio dinámico de forma de una materia. No nos confundamos: no hablamos de energía hidráulica o mareomotriz es algo mucho más sencillo, exige muchas menos infraestructuras y permitirá producir energía a coste mínimo.

¿Cómo funciona?

El proyecto contempla instalar en la masa de agua cuya energía quiera aprovecharse un dispositivo físico y flexible capaz de moverse al compás de mareas, oleaje o corrientes y acumular la energía de ese movimiento en dispositivos de almacenaje para, después, poder trasladarlo a la red. Piensan, en concreto, en globos, mangas o remos adaptables. Los denominan flexWEC y tienen la ventaja de no concentrar la energía en un único convertidor, lo que evita dañar la maquinaria. De momento, podrán beneficiarse de este sistema los territorios costeros pero, a medio plazo, la NREL espera que, incluso, tu movimiento al caminar sirva para cargar la batería de tu móvil.