Las regletas, además de un elemento imprescindible en cualquier vivienda dada la creciente presencia de aparatos eléctricos, pueden ser también una fuente de peligro ya que enchufar todo en la misma regleta como muchos hacemos habitualmente es una idea pésima. Las sobrecargas pueden hacer que el diferencial salte y, también pueden llegar a generar cortocircuitos e incendios.
¿Cómo usarlas?
Las regletas permiten que diferentes equipos eléctricos compartan enchufe; pero, como norma, deben ser todos de bajo consumo. Así, puedes utilizar una misma regleta para, por ejemplo, conectar a la red eléctrica un cargador, un portátil o un ventilador. Usar una regleta para conectar a la vez un horno, una lavadora y una nevera es un error que se puede acabar pagando muy caro. Y no sólo porque una subida de tensión pueda liquidar a cualquier electrodoméstico: el problema real deriva de los cortocircuitos, que pueden convertirse en pequeños incendios difíciles de controlar de manera muy rápida. Entre seguridad y comodidad, conviene siempre primera lo primero. Por eso, sobrecargar regletas es siempre una idea peor que mala.
Sobrecarga
El mal uso de las regletas genera una sobrecarga en los dispositivos que puede llegar a provocar hasta incendios. Así, lo adecuado es conectar los grandes electrodomésticos a los enchufes de pared siempre, porque una regleta no soporta más de 2.200 vatios de potencia pico. Radiadores, estufas, microondas o aparatos de aire acondicionado no deben, igual que los ordenadores de sobremesa o los rizadores de pelo, conectarse usando regletas. ¿Qué hay que hacer? Pues, aunque resulte incómodo, proveerse de alargos suficientes como para que cada enchufe no se vea obligado a soportar una capacidad mayor de la que le conviene. Siempre que se pueda, y tanto para preservar la seguridad de la vivienda como para garantizar la integridad de nuestros electrodomésticos, conviene utilizar enchufes de pared.