Sobre ChatGPT, y ha sido porque queriendo o sin quererlo todos nos hemos convertido en partícipes (o voceros) de una de las campañas publicitarias mejor diseñadas de los últimos años, se ha escrito seguramente demasiado. De momento, ni la herramienta funciona tan bien como se esperaba ni su aparición ha comportado los cambios inmediatos que se anunciaban. No obstante, y más allá de lo que acabe consiguiendo realmente OpenAI con su herramienta, es cierto que los sistemas de inteligencia artificial generativa van a tener un papel destacado en el devenir de los próximos años. Casi todas las tecnológicas (y también las energéticas) andan embarcadas en desarrollos vinculados a ella y, por eso, a nadie debe extrañarle que hasta la NASA se apunte a la fiesta.

 

Un asistente virtual

La agencia espacial estadounidense está desarrollando, según ha desvelado la directora técnica de Google y responsable del proyecto Larissa Suzuki, “un asistente virtual similar a ChatGPT” que permitirá a astronautas y controladores comunicarse con los sistemas de las naves. La herramienta combina inteligencia artificial y lenguaje natural y tiene como objetivo “facilitar la vida a los astronautas durante las misiones”. Con ella, explica Suzuki, “se agilizará la solución de problemas y se evitará la consulta de extensos y complicados manuales”.

Datos

Para que el proyecto llegue a buen puerto, los técnicos responsables deberán desarrollar un sistema capaz de gestionar grandes volúmenes de datos sin necesidad de emplear supercomputadoras que no pueden trasladarse al espacio exterior. Para ello, se emplearán técnicas de aprendizaje automático fundamentadas en el uso de una arquitectura descentralizada formada por dispositivos que contienen sus propios datos y los comparten para mejorarlos. Se evita así el uso de grandes y pesados servidores que ocuparían mucho espacio en una nave.