Los fans de las series, las películas y los documentales han ido viendo cómo en los últimos años son cada vez más los servicios de streaming que ofrecen suscripciones a los mismos. Son servicios que van unidos a unos precios de entrada atractivos y que van incrementando su cuantía según la oferta mejora la calidad de la imagen y/o el número de dispositivos en los que se puede disfrutar de su catálogo al mismo tiempo.
Entre todos ellos, Netflix sigue siendo el que cuenta con un mayor número de suscriptores –unos 151 millones a comienzos del verano de 2019– pero según acaba de saberse, las previsiones de crecimiento de usuarios en esta plataforma empiezan a no casar con la realidad del mercado. Un hecho que está empezando a preocupar a los rectores de Netflix y parece que con motivos para ello.
Los últimos resultados
Las cifras del segundo trimestre han disparado las alarmas dentro de Netflix y entre sus accionistas. Por primera vez desde 2011 han sufrido en los EE.UU. un descenso en el número de suscriptores. La caída no es muy grande pero sí significativa. El neto entre entradas y salidas de clientes ha sido de unos 130.000.
Una cifra que muestra un signo contrario con respecto a los nuevos suscriptores que Netflix ha conseguido en todo el mundo desde marzo a junio donde ha crecido en 2,7 millones de nuevos adeptos. Pero no es oro todo lo que reluce tampoco fuera de Norteamérica, ya que pese a esos casi tres millones de suscriptores nuevos, las previsiones con las que contaba la compañía para la buena marcha del negocio eran de 5 millones. Un número al que ni siquiera se han acercado.
El porqué de las malas cifras
Como ocurre tantas veces, a las empresas que dominan con claridad un determinado mercado, no les tiembla la mano a la hora de subir precios, como ha ocurrido recientemente en el caso de Netflix. Lo cierto es que aunque 11 euros pueda parecer lo mismo que 12, o 13 lo mismo que 16, parte de los usuarios de un servicio no están dispuestos a recibir lo mismo a cambio de un precio mayor. Es así como funciona el mercado y, en ocasiones, las grandes compañías parecen no tener demasiado en cuenta cuáles pueden ser las consecuencias de los incrementos de las tarifas a ojos del consumidor.
El aumento de los precios es, sin duda, el principal causante de los últimos resultados de Netflix. Tanto es así, que donde más se ha notado la caída en el número de suscriptores es en aquellos países donde las tarifas han subido. Pero no es la única razón para que no se hayan acercado a los objetivos previstos como compañía. La otra causa que está lastrando a Netflix es la caída de contenido original, tanto en cantidad de series como en la calidad de las mismas.
Qué suponen los malos resultados
Todas las derivadas que se vayan dando si Netflix no es capaz de corregir el rumbo de su negocio están por verse pero, de momento, según se conocieron los resultados del segundo trimestre de 2019 la acción de la compañía bajó un 10%.
Durante el pasado trimestre, Netflix obtuvo unos beneficios de 271 millones de dólares, una gran cantidad pero que supone una caída del 30% si se compara con el mismo periodo de 2018. Sin embargo, y pese a esos llamativos 271 millones, el gran problema de Netflix es que su endeudamiento está por encima de los 20.000 millones de dólares. Y si no vuelve a conseguir retornar a la senda de un gran crecimiento en el número de nuevos suscriptores, se metería sin duda en problemas financieros de un gran calado. Unos problemas que en el medio plazo, quién sabe, podrían convertirse en insostenibles y que hasta hay quien apunta que podrían conllevar la desaparición del, hasta ahora, servicio rey de streaming en todo el planeta.
Por si los problemas que comienzan a aflorar no fueran suficientes, la competencia amenaza con convertir la rivalidad con Netflix en un escenario aún más complejo. A las ya conocidas HBO o Amazon Prime Video, se unirán en breve otras plataformas ya anunciadas como las de las poderosas Apple o Disney y otras como NBCU y WarnerMedia. Todo un desafío que podría poner en serio peligro el dominio de Netflix o, quién sabe, si su propia supervivencia.