Alguna vez –y da igual si es un familiar, un compañero de trabajo o un amigo- has estado más pendiente de su teléfono móvil que de lo que le estabas explicando? Seguro que sí: esa conducta tan desagradable tiene nombre y surge de la combinación de dos palabras inglesas que no son otras que phone (teléfono) y snub (desaire). Juntas, componen el vocablo phubbing, que viene a ser algo tal que ignorar a alguien por estar pendiente de las tonterías que aparecen en la pantalla de tu teléfono móvil. En castellano también tiene nombre: ningunfoneo y, en catalán, de momento, no existe un término específico.

 

Práctica demasiado habitual

Como todos, seguro que se lo has hecho a otros más de una vez queriendo o sin darte cuenta. Practicarlo es fácil y sufrirlo, un espanto, porque existen pocas cosas más desasosegantes que comprobar cómo alguien con quien estás por deseo propio u obligación prefiere mirar a una pantalla a estar pendiente de lo que le explicas o estáis haciendo juntos.  Sea como fuere, practicarlo demasiado a menudo puede llegar a deteriorar seriamente las relaciones interpersonales y fomentar el aislamiento.

 

¿Cómo evitarlo?

Lo primero, seleccionar: trata de vivir situaciones en las que lo que la realidad te ofrece en directo sea más sugestivo que lo que brinda el móvil, no practicarás el phubbing. Otra opción, la más socorrida, es ponerse normas: oblígate a dejar de lado los gadgets cuando quedes con alguien. Si la tecnología nos aparta de la realidad, la tecnología está de más. Otra opción, si de ocio se trata, es sólo escoger situaciones y actividades que realmente te interesen. En entornos laborales, lo más adecuado es dejar el móvil fuera de la sala en la que te reúnes o, incluso, desconectarlo.