¿Cuántas veces te has olvidado de alguna de las diferentes contraseñas que empleas para acceder a distintos servicios web? Seguro que muchas y, seguro también, ese olvido ha llegado en el peor momento. Para evitar situaciones engorrosas comprometidas, hay una solución: el inicio de sesión único pero, eso sí, asociado a factores de autenticación. En caso de no hacerlo, pondrás en peligro toda la información sensible que atesoras en tus diferentes cuentas.
¿Qué tiene de bueno?
Una una contraseña sólida y única unida a la autenticación de dos factores dificulta que cualquiera intente suplantar al usuario en la red, ayuda a evitar filtración de datos bancarios y, lo más importante, facilita un seguimiento mucho más simple de los sitios web visitados. Con todo, lo mejor es que evita tener que memorizar contraseñas y llenar la mente de lo que no hace falta. Y, a todas luces, memorizamos demasiados datos inanes y la cotidianeidad es demasiado exigente como para perder el tiempo ocupando neuronas con datos que una aplicación puede recordar.
¿Qué es?
En sí, no es más que una solución de autenticación que permite a los usuarios iniciar sesión a la vez en varias aplicaciones y sitios web con una única autenticación de usuario. Puesto que en la actualidad los usuarios acceden con frecuencia a aplicaciones directamente desde sus navegadores, las organizaciones dan prioridad a las estrategias de administración de acceso que mejoran tanto la seguridad como la experiencia del usuario. El SSO brinda ambos aspectos, ya que los usuarios pueden acceder a todos los recursos protegidos por contraseñas, sin repetir el inicio de sesión, una vez que se ha validado su identidad.