El aceite de oliva es saludable, genera riqueza, mantiene a muchas familias y da buen nombre a nuestro país pero, cuando se ha usado ya, puede convertirse en un serio problema para el medio ambiente. Por eso, para que no llegue a los desagües y corrompa hasta mil litros de agua por cada litro vertido, el aceite tendrá, por ley, que recogerse siempre debidamente y reciclarse a partir de 2024. Por eso, ya hay quien trabaja para encontrarle usos.

Reciclar aceite de oliva
 

Problema serio

Si el aceite, a través de las alcantarillas, llega a nuestras depuradoras, se convierte en un enemigo: provoca atascos en tuberías y colectores, daña bombas y filtros y, si llega a los ríos o al mar, todavía es peor: crea una capa superficial impermeable que impide que el intercambio de oxígeno se produzca y las consecuencias so fáciles de deducir.

Jabón y mucho más

Primero, por responsabilidad, y, segundo, por oportunidad: el aceite que se almacena ya frío en un recipiente plástico y se lleva a puntos de recogida fijos o móviles sirve para generar empleo y fabricar productos naturales y sostenibles. En Huelva, por ejemplo, la ONG Madre Coraje fabrica pastillas de jabón con aceite usado ue luego se entregan gratis a los más desfavorecidos y en Larrabeztu (Vizcaya) Eneko Atxa regala a sus comensales jabones que elabora con cantidades proporcionales al aceite que se ha empleado para cocinar el menú que han degustado. Los usos, con todo, van mucho más allá: Repsol hace años que transforma grasas animales y vegetales en combustibles en su planta de La Coruña.

¿Sustituto del plástico?

Al tiempo, diferentes empresas químicas están desarrollando ya a partir de los aceites usados biopolímeros, unos materiales que tienen propiedades similares a las de los termoplásticos y que podrían reducir de manera más que destacada nuestra dependencia del petróleo así que, tenlo claro: no tires esta noche el aceite con el que cocines por el fregadero. Te harás (y nos harás) un favor.