De Elon Musk, siempre, se ha dicho que es un visionario, pero su último vaticinio no va a gustar a nadie: el dueño de Tesla y Twitter –lo de llamarlo X sólo lo hace él- pronostica que la próxima gran crisis de escasez tendrá un claro protagonista. Será, dice, la electricidad.

 

¿Por qué?

La tecnología, considera Musk, avanza muy rápido, pero los sistemas de producción de energía no lo hacen. Tecnologías como la IA exigen ingentes cantidades de energía. Tanta que, explica, “la fiebre de los chips es mayor que cualquier fiebre del oro que haya existido nunca. De hecho, las necesidades de computación de la IA se multiplican por diez cada medio año”.

¿Hay solución?

Sí. Y se llaman transformadores de tensión. Si hace un año faltaban chips, ahora faltarán pronto transformadores capaces de reducir el voltaje y, con ello, la electricidad que se consume. El problema, detalla Musk, es que acabarán haciendo falta transformadores para que los transformadores funcionen. Y la demanda de energía y de transformadores no dejará de crecer porque el desarrollo paralelo de los coches eléctricos y de los sistemas de IA generativa va a disparar las necesidades de fluido eléctrico y de transformadores. “Parece un chiste, pero no es divertido. Vamos a tener que articular algo parecido a las redes neuronales para que los sistemas eléctricos regulados por transformadores funcionen”, dice Elon. ¿Tendrá razón?