Velca, marca española especializada en la fabricación de de motos eléctricas, lo tiene claro: la intención de implantar una prueba obligatoria para los conductores con permiso B que quieran conducir motos de hasta 125 cc va a tener un  impacto negativo en las ventas. ¿En qué se basan? En lo ocurrido en Francia.

 

¿Qué pasó en el país vecino?

En Francia, el equivalente de la DGT, implantó en 2011 una prueba similar y las ventas se redujeron, según explican desde Velca, en un 40%. Sólo en 2023, las ventas de motocicletas de hasta 125 cc (o eléctricas de potencia equivalente) supusieron un 50% del total según datos de la patronal del sector. Velca da por hecho que, si el curso que anuncia la DGT y el examen posterior se convierten en obligación, muchos potenciales compradores optarán por no comprar nada o adquirir un segundo coche. ¿Pretende eso la DGT, habida cuenta que los eléctricos no acaban de funcionar en cuanto a ventas tal y como se espera?

¿Quién compra motos de hasta 125 cc?

El usuario tipo de motos de 125 cc tiene entre 35 y 64 años y conduce desde hace un mínimo de diez años. A priori, parece difícil que alguien con este perfil se decida a volver a pasar por una autoescuela y a pasar un examen. La intención de la DGT es, eso dicen al menos sus responsables, conseguir que los motoristas tengan un mejor conocimiento de sus vehículos, las normas que regulan su circulación y sus dinámicas. Con ello, señalan, esperan que se reduzca el número de accidentes mortales entre los conductores de motos. Hay, sin embargo un problema: ocho de cada diez motoristas fallecidos muere en siniestros producidos en carretera y seis de cada diez circulaba a lomos de una moto de alta cilindrada. Parece claro que, aunque digan una cosa, lo que pretenden en la DGT es otra. Y, seguramente, tiene que ver con el deseo confeso de nuestro Gobierno de ver cómo crecen las ventas de los coches eléctricos más pequeños. Son, y a nadie se le escapa, la alternativa a estas motos a las que dentro de nada será más difícil acceder.