El aceite sube hasta niveles antes nunca vistos, pero el beneficio no llega a los productores, que tienen serios problemas para subsistir (primero) y, también y después, para conservar ese singular patrimonio que constituyen los olivares, que son un símbolo de muchas regiones peninsulares. En Catalunya, en concreto en el Montsià, al sur de la provincia de Tarragona, la falta de ayudas y medidas efectivas por parte del gobierno catalán está poniendo en peligro los olivos centenarios de la zona.
Una Ley especifica
Lo más grave del caso es que los olivos ahora en peligro están protegidos por una Ley que el Parlament de Catalunya aprobó hace más de dos años, pero que no se ha desarrollado con medidas concretas de apoyo. Los ayuntamientos de la zona, los sindicatos agrarios y hasta los productores ven con estupor como, en medio de una crisis grave, son ellos (como siempre) quienes deben preocuparse de mantener estos monumentos naturales.
Carta abierta
Así, y para sensibilizar a las administraciones con competencia en la materia, diferentes agentes del territorio afectado, acaban de redactar una carta que van a dirigir a todos los que, en lugar de reafirmarlas con hecho, se han quedado con el ruido hueco que hacen las palabras que se pronuncian sin compromiso ni convicción. En el texto, reclaman una protección concreta para unos olivares que se siguen “cultivando y conservando” y que, si todo el mundo hiciera su trabajo, no estarían en peligro. De momento, lo que sí hacen unos y otros, es sacarlos de los campos y llevarlos a viveros, lugar desde el que se venden como lo que son para muchos: simple mercancía. Con todo, hay un problema: además de mercancía, son memoria.
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