Mientras en otros países se vuelve a explotar el carbón para generar riqueza y empleo y se reactivan térmicas cerradas para garantizar un suministro de energía constante y a precios justos; en España, según todo indica, nos apresuramos a eliminar todo vestigio de una actividad, la minería del carbón, que ha dado vida durante más de 150 años a comarcas enteras de Asturias, Aragón, León, Catalunya, Andalucía y Castilla. En esta última región, en concreto en la provincia de Palencia, se apresura estos días Tragsa –que ejecuta un encargo de la Junta de Castilla y León financiado por el Gobierno de España con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia- a borrar del mapa, entre otras, la escombrera que; en Barruelo de Santullán, casi en el límite con Cantabria; han dejado como testimonio casi 200 años de minería. En Cardona, por ejemplo, las antiguas minas de sal son desde hace años un activo turístico de primer orden y los antiguos acopios (escombreras) forman parte del discurso expositivo. En Barruelo, y en otros territorios mineros castellanos, no será así aunque, algún día, se dignifique el patrimonio industrial que allí queda y se convierta, como repite el consistorio de la localidad, en complejo turístico visitable.
Después de más de tres lustros
La actuación en curso estas semanas afecta a una escombrera situada dentro del casco urbano de este municipio palentino de 1.212 vecinos que, en los años 30, rozó los 9.000 habitantes y en el que la actividad minera arrancó en 1838 y cesó completamente en 2005, con el cierre del Pozo Peragido, en cuya escombrera también está previsto actuar. Los terrenos en los que ahora se está obrando se sitúan junto al antiguo cerco industrial barruelano, que incluye una central térmica construida hace unos cien años, un lavadero original de mediados de los años 60 que se conserva intacto y funcionó hasta el año 2002 y diferentes edificios auxiliares en desigual estado de conservación que se degradan mes tras mes sin que nadie haga nada para evitarlo. Entre ellos, destacan las antiguas oficinas, edificio de mediados del s. XIX, el chalet de estilo francés que hacía las veces de vivienda del ingeniero director, y el antiguo cuartel de la Guardia Civil, construido en estilo neomudéjar también a finales del s.XIX. Todo ello, combinado con el perfectamente conservado Pozo Calero; que se empezó a profundizar en 1911, cerró en 2002, se sitúa a un par de kilómetros del cerco industrial y está conectado con éste por una galería subterránea (el nivel Porvenir); podría estructurar un complejo formidable y similar al ecomuseo minero del Pozo San Luis de Langreo (Asturias), pero con un valor añadido que ahora se pierde: las escombreras que ahora se eliminan y en las que no se desarrolla actividad alguna desde 2005.
Durante los últimos años, estas escombreras; explica Avelino Molina González, ingeniero técnico de minas que trabajó para Uminsa, la última empresa que explotó el yacimiento barruelano; “se han dignificado con su erosión formando un paisaje espectacular que, con muy poco dinero, se podía haber hecho visitable y convertido Barruelo en un destino turístico especial y singular para todos los que conocemos, respetamos y valoramos el patrimonio que casi dos siglos de actividad industrial ha dejado en nuestros pueblos”. Por supuesto, todo este complejo hoy en grave riesgo, complementaría, si se recupera y musealiza, a los equipamientos que ya existen en Barruelo, donde funciona una mina réplica y un museo minero desde hace más de 20 años.
¿Y el Ayuntamiento?
Mientras que en las redes sociales, vecinos del pueblo se movilizan y muestran su disgusto ante la actuación, el ayuntamiento de la localidad no se manifiesta, ni para bien ni para mal, pero lo cierto es que no consta que haya presentado alegación alguna al proyecto de restauración que ahora se está ejecutando. Cabe decir que, este mismo verano, la ministra de Transición Ecológica visitó (de manera privada, según el alcalde) la localidad y se fotografió con el primer edil, que ha impulsado durante este mandato la declaración de la Fiesta de Santa Bárbara como Fiesta de Interés Turístico Regional y repite ante todo el que le escucha que el futuro de Barruelo (y el toda la cuenca minera palentina) tiene que ver con la valorización del amplísimo patrimonio industrial que legaron casi doscientos años de minería y se reparte entre diez municipios repartidos en una franja de unos 60 km que va desde Guardo, en el límite con León, a Barruelo, en la linde con Cantabria. Parte de ese patrimonio, con esta actuación en curso sobre la escombrera, se pierde para siempre porque, donde había un paisaje singular y único, quedará, con suerte, una bonita (y anodina) ladera sembrada de hierba pero, claro, entender que lo valioso no tiene por qué ser siempre bonito y verde no está al alcance de cualquiera.
Por suerte, igual que en Cardona, en otros núcleos mineros como Puertollano, en Ciudad Real, sí que hay gente que comprende lo que significa el concepto de patrimonio industrial y el Terry, esa magnífica escombrera que dejó más de un siglo de minería allí, seguirá saludándonos a todos cada vez que visitemos la ciudad. En Bélgica, donde se denominan terrils, las escombreras mineras se consideran patrimonio y son parte del paisaje y en Asturias, por lo menos, se utilizan para instalar parques solares. En Barruelo, donde hace nada se hablaba de un parque solar que parte de los vecinos no veían bien, veremos qué sucede pero, a lo mejor, de repente hay alguno que ahora calla con su vara de mando en la mano mientras dice no saber, que de aquí a nada, propone una nueva ubicación para ese proyecto a costa, claro, de la memoria, el paisaje y el patrimonio de todos.