La mentira y la media verdad son siempre es malas compañeras de viaje, especialmente cuando la expedición que te ocupa pretende ser camino cierto hacia una responsabilidad de Gobierno. Sorprende, por tanto, que a estas alturas andemos en una ceremonia de confusión como la que rodea a las autovías y el peaje o similar que, en algún momento a partir del 1 de enero de 2024, parece que habrá que abonar. La secuencia de los hechos es bien conocida: el aspirante a Presidente del Gobierno pregunta en un debate al inquilino actual de La Moncloa por este particular mapa mediante y la respuesta es un no categórico. Poco después, el Director General de Tráfico dice en una entrevista concedida a Els Matins de TV3 que “por imposición de Bruselas” habrá que “poner peajes". Seguidamente la ministra de Transportes desmiente “categóricamente” –nota informativa: échese el lector a temblar ante cualquier desmentido categórico- que vaya a haber peajes en las autovías españolas en 2024. ¿Cuál es la verdad? Está al alcance de cualquiera que disponga de un dispositivo con acceso a la red y de tiempo necesario para acceder al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
¿Habrá que pagar o no?
Y es que la cuestión no es tanto si va a haber o no peajes con sus cabinas, sus máquinas de cobro y sus barreras como si habrá que pagar o no. Ni el Presidente del Gobierno ni la Ministra de Transportes mienten, pero el aspirante la Presidencia y el Director General de Tráfico, tampoco. A lo sumo, éste último es algo inexacto. ¿Cómo puede ser tal cosa? ¿Estamos ante una paradoja como la del gato de Schröndinger, que no estaba muerto y tampoco estaba de parranda? Más bien, se trata de lo de siempre: mentiras que no lo son en sentido estricto y verdades que tampoco son exactas. La solución al entuerto está en la página 127 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia: habrá que pagar, pero nadie sabe todavía cómo ni cuándo exactamente y, por supuesto, nadie ha dicho que vaya a ser con peajes como los que llenaban Catalunya hasta hace no mucho.
¿Qué pone en el Plan?
En el apartado D (Infraestructuras sostenibles, contenido en la página 127) del punto 2.5.2 (Reformas) del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Gobierno de España ha remitido a Europa dice, literalmente, que “, es preciso desarrollar un sistema de pago por uso de la red de vías de alta capacidad que permita cubrir los costes de mantenimiento e integrar las externalidades negativas del transporte por carretera como sucede en el resto de infraestructuras”. Por supuesto, eso no significa que ese “sistema de pago” del que se habla sean peajes al uso, ya que hay muchos otros métodos para articular ese pago por uso de las carreteras de alta capacidad que está ya decidido. Los conocemos además todos muy bien: sistemas de viñetas; impuestos específicos que pagarán los propietarios de determinados vehículos o, también, peajes telemáticos o peajes al uso.
¿Mienten Sánchez y su ministra cuando dicen que no va a haber peajes en 2024? No, porque lo único decidido es que habrá que pagar, algo que ellos han asumido pero sin decidir cómo. Si las encuestas aciertan, ellos no tendrán además que encargarse de eso. ¿Hacía bien Feijóo preguntando sobre el particular? Sin duda, pues es un tema que ocupa y preocupa a muchos ciudadanos en un país con una red ferroviaria de cercanías muy deficiente y que no puede competir con la red de autovías en articulación del territorio. El mapa que mostró, además, era correcto, ya que recogía las vías de alta capacidad por cuyo uso (sin que se sepa aún cómo) habrá que pagar a partir de algún momento de 2024 si no se aplaza la fecha. Pere Navarro, por supuesto, tampoco miente, pero sí que ha hablado más de la cuenta: de sus palabras se deduce que el método de pago será algún tipo de peaje aunque, vista la reacción inmediata del Gobierno, no será como los que conocemos por aquí. En realidad, tanto da: habrá que pagar, pero nadie sabe aún cómo. En Portugal, abonan ya unos diez céntimos por cada kilómetro de peaje. Se baraja, eso sí, que aquí haya colectivos que queden exentos del pago: trabajadores que precisen de usar la autovía para llegar a su lugar de desempeño, pacientes sanitarios y estudiantes. La prensa especializada lo contaba ya en 2022.