La perovskita, además de para revolucionar la industria de los paneles solares, puede servir para transportar hidrógeno. Así lo considera, al menos, un grupo de investigadores del Centro Riken para la Ciencia de la Materia Emergente, organismo que tiene su sede en Japón.

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Estructura cristalina

El hidrógeno, además de en su forma habitual, puede almacenarse también como parte de otra molécula y extraerlo cuando sea preciso. La molécula elegida en el caso de este ensayo es el amoniaco (NH3) y el material en el que se almacena, la perovskita, material con estructura cristalina que permite almacenar amoniaco –altamente corrosivo en su forma de gas- sin problemas y que, además, hace posible la recuperación de éste a temperaturas relativamente bajas. El amoniaco se almacena habitualmente licuándolo a temperaturas muy por debajo de su punto de congelación.

¿Cómo se hace?

El amoniaco se almacena en yoduro de plomo en forma de etilamonio de perovskita y para recuperarlo basta con calentarlo suavemente (a unos 50º) para que vuelva a convertirse en amoniaco. Cuando se opera con compuestos porosos diferentes a la perovskita hace falta alcanzar 150º, lo que hace que el proceso sea mucho más caro. Una vez recuperado el amoniaco, basta con dividirlo para obtener hidrógeno.