Los perros son inteligentes y, según algunos expertos, tienen –si se les compara con los humanos, cosa que no es del todo adecuada- una capacidad de comprensión similar a la de un niño de dos años. Esa capacidad, además, es pareja a otra habilidad que los humanos de menos edad tienen: la de meterse en líos, por ejemplo, ingiriendo lo que no deben ayudados, no lo olvidemos, por la inconsciencia de los adultos que deberíamos vigilarles. Para solucionar desgracias cuando el protagonista de tal trance es un perro (o un gato) existe una sustancia que resulta especialmente útil: el carbón activado.

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¿Por qué?

El carbón activado se fabrica al calentar carbón vegetal con gas y permitir que la materia en cuestión se esponje y desarrolle más poros y espacios internos libres en los que, por ejemplo, puede capturar componentes químicos que queramos eliminar de algún entorno o, también, del aparato digestivo de alguien. Por eso, esta sustancia se usa comúnmente como herramienta en casos de intoxicaciones o envenenamientos como los que, por nuestra mala cabeza –y la suya- pueden sufrir nuestras mascotas.

¿Cómo lo usaremos?

Si sospechamos que el animal ha ingerido un tóxico, suministrárselo es buena idea: al no poderse absorber en el intestino, el carbón activado capturará el agente causante de la intoxicación, que se eliminará por vía fecal. Sin embargo, no vale para todos los tóxicos: ante ingestas de lejía, alcohol, productos de limpieza, etilenglicol o derivados del petróleo, no funciona. Hay que tener cuidado también con el momento en que se lo suministramos: si no se hace durante las primeras dos horas después de la ingesta de agentes intoxicantes, no habrá nada que hacer, porque la sustancia habrá llegado al intestino delgado y se habrá absorbido. A un animal inconsciente, por supuesto, no se le debe suministrar, porque podría hasta ahogarse. Para conseguirlo, hay muchas maneras: se vende online, en tiendas de animales y en clínicas veterinarias. Lo más normal es utilizar formatos en gel o pasta o, también comprimidos. Otra opción es el polvo diluido en agua.