Si te has casado alguna vez, seguro que lo has hecho con más de algún invitado presente cuya presencia (valga la redundancia) no era de tu agrado, pero que estaba allí por compromiso. El que no estaba –especialmente si te casaste hace ya unos cuantos años- era tu perro, que seguro que te importaba bastante más que muchos de los que comían a dos carrillos en el banquete. Rover.com, marketplace online de servicios para mascotas, acaba de publicar un estudio que te hará sentirte mejor, ya que no eres el único que echó de menos a su perro (o gato) el día de su boda.

 

Cifras claras

Según el estudio, un 38% las personas ya casadas lamenta que su perro ( o su gato) no estuviesen presentes en la boda y más de la mitad (51%) de los solteros indica que, si se casa, querrá que el animal esté presente. Para un 89% de los novios que tienen decidido casarse, es fundamental que el lugar donde van a celebrar el banquete admita la presencia de animales. El 49% indica, además, que quiere que tengan un papel protagonista en la boda, el 42% quiere verlos en las fotos y el 19% señala que hasta haría que su mascota participase en el baile.

 

¿Y por qué?

Las razones son diversas, pero la principal tiene que ver con el papel que perros y gatos tienen en las familias. El 79% de los encuestados señala que los considera un miembro más de la suya y el 28% indica que estaría dispuesto a llevársela al viaje de novios y la luna de miel para no dejarla sola.

No olvidemos lo que ellos van a sentir

Lo más sorprendente de todo es, sin embargo, que sólo el 22% admite que su perro no se adaptaría bien al entorno de una boda. ¿Qué hay que hacer por tanto? Si decides que participe –lo que está bien, ya que es un miembro de tu familia al que quieres- vas a tener que hacer un esfuerzo que consiste no en adaptar el perro a la ceremonia, si no en adaptar la ceremonia al animal. Pregúntate si tu perro disfruta o no entre gente a la que no conoce, valora la posibilidad de contratar a un cuidador para que esté pendiente del animal cuando tu no puedas y dispón, siempre, agua y alimento en abundancia adecuados para el animal. Eso, por ejemplo, implica que ni el alcohol ni el chocolate o determinados frutos secos deben estar a su alcance y que (todavía más importante) es necesario que informes a todos los invitados de que, aunque parezca muy gracioso, tu perro no debe, por ejemplo beber champagne. Si no, lo que parece en principio una deferencia hacia tu mejor amigo puede acabar siendo algo peor incluso que un castigo. Sea lo que sea que decidas, eso sí: nunca lo disfraces.