Partir las vacaciones en varios periodos, especialmente en empresas pequeñas y medianas como las que forman el grueso del sector productivo español, es habitual. Por eso, durante estos meses de julio y agosto, las oficinas y despachos en las que no están ocupados todos los puestos son numerosas. El ambiente es más relajado y, en ese contexto –a veces toca trabajar una semana o dos entre periodos vacacionales- llevar al perro al trabajo se convierte en tentación para muchos, y más en estos últimos días de julio en los que se ha celebrado el Día Mundial del Perro. Según un estudio elaborado en 2023 por Rover.com, el marketplace de servicios para mascotas, el 56% de la población estaría encantado de hacerlo, pero no todos quienes querrían hacerlo lo ven factible.

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Dudas

Más allá de intenciones primeras, el 24% de las personas que han participado en el estudio elaborado por Rover.com y que manifestó su deseo de llevar al perro a su lugar de trabajo recapacita y dice que no sería posible porque el animal “es muy movido”. Desde Rover, se alerta de que no es buena idea crear un “exceso de dependencia” en los animales: “si no acostumbramos a nuestro perro a gestionar su soledad, luego muchos pueden padecer de estrés y ansiedad por separación, ladrar de manera compulsiva y destruir objetos”. En todo caso, y si no se trata de un perro guía, una oficina, una fábrica o un comercio no resulta a priori un lugar apropiado para un animal. Quien no quiera dejarlo solo durante sus horas de trabajo siempre puede optar por desempeños que permitan trabajar desde casa.

Mala conciencia

El estudio indica también que el 67% de las personas que han participado en la encuesta se siente mal al separarse de su animal de compañía. Para estos casos, los etólogos aconsejan mantener un equilibrio “entre la necesidad de que aprendan a estar solos y la de evitar el aburrimiento y la inactividad”.  ¿Qué significa eso? Pues que, si no se puede pasar tiempo con el animal suficiente como para garantizarle paseos y ejercicio diario, es buena idea echar mano de cuidadores. En relación a las vacaciones, el consejo es que el animal acompañe a la familia de la que forma parte y que los dueños no tengan miedo a los transportines si se viaja en transporte público, ya que el animal percibe estos elementos "como una madriguera" y se siente protegido en ellos. En el estudio de Rover.com han participado 1.000 propietarios de animales y se concluye que, lo de llevar al perro a la oficina (aunque sirva para calmar remordimientos) no es bueno ni para el animal ni para los compañeros de trabajo.