La minería, además de generar riqueza y empleo, modela los territorios en los que se practica y a las personas que los habitan hasta el punto que, incluso cuando las minas cierran, su presencia sigue indeleble no sólo en la memoria si no, también, en la cotidianeidad: una comarca minera nunca deja de serlo y, por eso, a nadie debe extrañarle que, aunque no queden ya explotaciones de carbón abiertas, sea en el Bierzo donde acaba de abrir una mina subterránea que, además, se inspira en las últimas y modernas explotaciones carboníferas que Uminsa habilitó en Cerredo y Tineo (Asturias) o Velilla (Palencia) y en las que los túneles aptos para maquinaria pesada sustituían a los pozos verticales. Ahora, sin embargo, lo que se explota ya no es carbón: es pizarra, pero el acceso a los filones se hace mediante amplios túneles similares a los de las carreteras y la explotación se desarrolla en grandes cámaras o cavernas artificiales. Aquí, los responsables son el grupo Cupa, que acaba de sacar al mercado las primeras 15.000 toneladas de pizarra de su mina subterránea de La Raniella, en la localidad berciana de Benuza.
Minería circular
La mina de La Raniella ocupa, de momento, a 70 personas y se explota mediante el sistema de cámaras y pilares, el mismo que el ingeniero peñarriblense Paco Galán introdujo en las minas de lignito de la cuenca de Mequinenza en los primeros años ochenta para maximizar la productividad y el mismo, también, que todavía hoy se emplea en las minas de potasa de Súria. De momento, se han abierto ya dos enormes galerías de 220 metros de largo por 22 de ancho y con 50 metros de altura en las que se desarrollan todas las labores mineras sin que ni una sola tonelada de escombro salga al exterior, ya que las cámaras que se explotan se rellenan con el estéril generado. Este método, que la compañía define como “minería circular” permite extraer del subsuelo hasta diez mil palets de pizarra al año. En total, la inversión prevista alcanza los 16 millones de euros y las reservas de pizarra estimadas alcanzan los tres millones de toneladas de pizarra, suficiente para 100 años de labores. Cuando el complejo, que incluye también una planta de elaboración, funcione al 100%, la producción anual rondará las 30.000 toneladas anuales y ocupará a cerca de 150 personas.
Exportación
La pizarra berciana se destinará a Francia y el Benelux, principalmente, aunque la demanda de este material es también notable en provincias españolas como Asturias, León o Lleida. Cupa Group, la empresa propietaria de la mina de pizarra berciana, opera en nueve países y explota 25 canteras repartidas por medio mundo. Cupa Pizarras, la división a la que pertenece la mina, es líder mundial en la producción de este material y, lo más importante, ha permitido que en esa tierra minera que siempre será el Bierzo, vuelva a haber hombres que extraen cada día riqueza del subsuelo.