Mientras en España todas nuestras minas (excepto Pilotuerto, cerca de Tineo, y el pozo Nicolasa, en Mieres, las dos en Asturias) están cerradas desde 2018 y las térmicas de carbón están cerradas o desmanteladas descontando la de Aboño (Asturias) y Los Barrios (Andalucía) en otros países de la UE se mantiene un volumen notable de producción carbonífera hacia el que la población vuelve la mirada ahora que los precios del gas y la electricidad se disparan. Uno de estos países es Polonia y, allí, la gente ha decidido aprovisionarse del negro mineral a pie de mina.

Carbón polaco

Menos coste

Putin es implacable y ante la amenaza de cierre de los gasoductos, en Polonia la gente ha decidido confiar en un viejo conocido: el carbón. En la región de Silesia, donde todavía, y hasta su cierre programado en 2049, funcionan todavía gran número de pozos carboníferos, la población acude a diario a las explotaciones para comprar las tres toneladas por persona que se permiten adquirir. Una tonelada de carbón, bien administrada, da para garantizar calor y agua caliente a una familia de cuatro personas durante más de quince días. Comprando en las mismas explotaciones, los polacos se ahorran costes. Pese a su notable volumen de producción, Polonia importa cada año unos cinco millones toneladas de carbón ruso y Putin ha cancelado las exportaciones del negro mineral. Hoy, en Polonia, una tonelada de carbón cuesta 640 euros, el triple de los 210 euros que el gobierno de Varsovia intentó imponer como tope máximo para el carbón vendido a consumidores domésticos a principios de agosto. En Polonia, el salario mínimo es de 610 euros mensuales y en Polonia se produce el 71% de la energía con carbón.

En España, con una producción testimonial

En España, aunque disponemos de reservas conocidas y accesibles superiores a los 1.000 millones de toneladas de carbón, sólo funcionan dos minas en Asturias con una producción testimonial. A principios de siglo, nuestra producción anual superaba los 10 millones de toneladas. En 2011, una tonelada de carbón producido en España costaba 127 euros y hoy, quemamos carbón extranjero en las dos únicas térmicas que quedan operativas: Aboño, en Asturias y Los Barrios, en Andalucía. La electricidad, mientras, no da tregua, pero aquí no se puede hacer como en Polonia. Mientras, el despliegue de las renovables sigue lastrado por una legislación restrictiva.

Mina clausurada en Palencia