¿Gastan menos los coches eléctricos? Si nos fijamos en la relación combustible vs kWh, sin duda, y más aún con los actuales precios de la gasolina. Sin embargo, no todo es eso porque, cuando comparamos un coche eléctrico, hay que asumir también que tocará hacer frente a gastos que un vehículo convencional no tiene o que, si los tiene, son menores. Su precio, más elevado que el de los vehículos con motor convencional, no es el único factor negativo.

 

EuropaPress recarga coche electrico
 

Neumáticos, conectores y puntos de carga

La acelaración en un eléctrico es más rápida porque el empuje del motor es continuo. El ralentí, que mantiene la capacidad mínima de trabajo en un motor convencional, no existe en un eléctrico porque la fuerza del impulso que hacer girar el motor es magnética y puede generarse en cualquiera de los puntos de rotación del circuito sin que se apague. Para alcanzar más potencia en un eléctrico no es necesario por tanto aumentar de manera progresiva el régimen de giro, ya que se puede hacer de forma continua y directa. El resultado es una disponibilidad inmediata de potencia y par máximos que, unida al mayor peso del vehículo (sí, las baterías) hace que los neumáticos estén sometidos a mayores esfuerzos y se gasten antes. Además, debes contar con otro gasto adicional, porque vas a necesitar, como mínimo, un punto de carga en tu casa. Y no son baratos: en una vivienda unifamiliar con garaje a pie de calle sale por unos 1.600 euros. También es posible que, dado que existen diferentes sistemas de carga (en Europa hay uno estándar, pero en USA es distinto), necesites diferentes tipos de conectores o, también y simplemente, que quieras llevar uno de repuesto. Rondan los 200 euros.

Las baterías se degradan y las ayudas del Gobierno no serán eternas

Las baterías se degradan y, a medida que pasa el tiempo, su capacidad se reduce y la autonomía de la que puedes disfrutar es menor. Cambiar una batería no es barato: puede llegarte a costar la mitad de los 30.000 euros que suele costar un eléctrico. Y aunque hoy hacerse con un coche eléctrico implica disfrutar de diferentes ventajas fiscales, no va a ser así siempre: en los países donde la electrificación del parque móvil se está casi completando, los respectivos gobiernos ya están pensando en eliminarlas.