Elon Musk entró a Twitter como un elefante a una cacharrería y, seguramente, no hizo mal del todo, porque la compañía que acababa de comprar llevaba muchos años orientada hacia fines que no tenían que ver con el que debe ser siempre el principal objetivo de una empresa: ganar dinero y, con ello otorgar poder a sus proietarios. Ahora, Musk se enfrenta a un problema con el que no contaba: Parag Arawal, el director ejecutivo que tenía Twitter cuando él se hizo cargo de la empresa, le va a demandar.
Desde 2021
Arawal se desempeñaba como director ejecutivo de Twitter desde que Jack Dorsey, el fundador de la red social, abandonó la empresa en 2021. Ahora, Arawal se enfrenta a Musk y no lo hace solo: él, y otros anteriores empleados de la red social, exigen que Twitter se haga cargo de los gastos legales que se generaron mientras todavía trabajaban en Twitter y que asumieron ellos. El montante que se le pide a Musk no es (para él) algo excesivo, ya que el pago ascendería a un millón de dólares. El problema es el significado: Musk no puede permitirse que los tribunales den la razón a quienes gestionaban Twitter antes.
Litigios en los que se vieron inmersos y cuyos gasto asumieron
Estar al frente de una red social comporta, a menudo, demandas y cuestiones legales a las que hay que hacer frente. Sentarse en el banquillo de los acusados es más habitual de lo que parece cuando se está al frente de una big tech y eso, precisamente, es lo que pasó en Twitter. Sin embargo, y ante la situación de caos que se vivían durante los últimos tiempos previos a la lelgada de Musk, los empleados hicieron algo inusual: asumieron ellos los gastos legales aunque los estatutos de la compañía indicaban lo contario. Fuera ya de la empresa, pidieron a Musk que abonase las facturas, pero este ha hecho caso omiso. ¿Qué sucederá? ¿Quién tiene razón? A Musk se le acumulan los problemas en Twitter. Menos mal que otras empresas como Tesla sí que funcionan.