Para producir gasolina del petróleo crudo conseguido de los pozos en tierra o plataformas marítimas se necesita una refinería, que es una instalación donde se separan y transforman sus componentes. Allí, el petróleo suele calentarse a 350 ºC en una torre de destilación para que sus componentes se evaporen y, luego, recogerlos a distintas alturas de dicha torre.

Mientras que el keroseno se recoge a una temperatura de 150-250 ºC, el diesel se recoge a unos 250-350 ºC, y la gasolina a 40-205 ºC. Luego, la gasolina se somete a otros procesos, como el craqueo (rotura de las moléculas grandes en más pequeñas), el reformado catalítico (mejora de la calidad) y mezclado (adición de aditivos para mejorar la combustión y reducir la corrosión).

Como ves, la transformación del petróleo crudo en gasolina es un proceso tan interesante como complejo y costoso. Se necesita de maquinaria y mucho dinero para conseguirlo. Sin embargo, una startup estadounidense ha conseguido producir gasolina a partir del aire utilizando un aparato del tamaño de un refrigerador. Un invento totalmente innovador que puede cambiar la industria.

Una tecnología que ya está lista para usarse en entornos residenciales, comerciales o industriales

Si bien la gasolina es el combustible mayoritario en vehículos de todo el mundo, tiene un impacto muy negativo en el medioambiente al liberar dióxido de carbono. De ahí el interés por la expansión de los vehículos eléctricos. No obstante, Aircela, una startup de combustibles con sede en Nueva York acaba de presentar una máquina que produce gasolina directamente del aire.

Del tamaño de un refrigerador, captura de manera directa el aire y lo sintetiza en el mismo aparato. Funciona con electricidad renovable y produce gasolina totalmente compatible con los motores existentes sin que haya que realizar algún tipo de modificación.

Su funcionamiento es «simple»: captura el dióxido de carbono directamente de la atmósfera y los convierte en gasolina limpia. El combustible no contiene azufre, etanol ni materiales pesados. Y lo más importante: puede usarse en cualquier motor de gasolina. “No construimos un prototipo. Construimos una máquina funcional”, afirmó Eric Dahlgren, director ejecutivo de Aircela. Al parecer, el dispositivo está listo para funcionar de inmediato en entornos residenciales, comerciales o industriales con una configuración mínima.

La tecnología empleada por el dispositivo tiene sus orígenes en los primeros trabajos del físico Klaus Lackner, pionero de la captura directa de aire. Participó en la demostración del aparato para explicar la base científica del proceso de captura de carbono de la máquina. El proyecto tiene el respaldo de importantes inversores, como el fundador de Ripple, Chris Larsen, y el inversor activista Jeff Ubben.