Níger, como tantos otros países africanos, se caracteriza por su inestabilidad política. Mohamed Bazoum, presidente del país, acaba, como quien dice, de ser relevado de su cargo por miembros de la guardia presidencial, que ha nombrado jefe de estado a un general, Abdourrahmane Tiani. Bazoum, profesor de filosofía y presidente desde 2021, era, además, el primer dirigente electo que sustituía a otro escogido también democráticamente desde 1960. Desde entonces, el país africano ha vivido cuatro golpes de estado y diferentes intentonas; pero el putsch de este verano no es uno más, ya que ha alertado a Occidente. ¿Qué hay de distinto con los anteriores? La diferencia es una singular conjunción de elementos de la que forman parte Rusia, Francia y un recurso clave que se llama uranio. Las banderas rusas que han paseado estos días los insurgentes dan muchas pistas.

 

Las claves

De todo ello daba buena cuenta hace unos días el profesor de geopolítica y recursos hídricos de la Cátedra Almirante Juan de Borbón Baba Ahmed Mulay en un apunte en la red Linkedin. Tras el golpe en Níger, planea una clara disputa que enfrenta a Rusia y Francia por los depósitos ricos en hexafluoruro de uranio presentes en el país. El hexafluoruro de uranio es el gas más pesado que se conoce y se forma por la combinación de fluoruro o silicato con uranio y, gracias a lo pesado de sus moléculas, permite utilizar la técnica del centrifugado para separar los isótopos U235 y U238 y obtener así uranio enriquecido. Este proceso de conversión es más sencillo de desarrollar que otros y, por eso, los depósitos de uranio de Níger son, junto a los de Namibia (que también presentan características parecidas) especialmente interesantes desde el punto de vista industrial.

Las minas de uranio de Níger se encuentran en Arilit y han sido explotadas siempre por empresas francesas como Areva, que se denomina Orano desde 2018. En 2007, un consorcio formado por Areva (90%) y el Gobierno de Níger (10%) solicitó permiso para explotar otra mina (Imouraren) situada a 60 km de Arilit y, ahora, el recién depuesto presidente nigerino mantenía negociaciones para convertir la licencia de explotación en licencia de exploración y otorgar el 100% de los derechos a Orano. Hay que tener en cuenta que tal trámite (convertir una licencia de explotación que afecta a un yacimiento que ya se explota en una de exploración que afecta al mismo yacimiento) es absurdo, según detalla Ahmed Mulay en su apunte.

 

¿Y Rusia?

Hasta noviembre pasado, detalla Ahmed Mulay, Orano mantenía un acuerdo con Rosatom, empresa rusa, que permitía separar el ácido fluorhídrico del uranio extraído en Níger en una planta electroquímica rusa situada cerca de San Petersburgo. Hoy, Rusia concentra el 40% de estos servicios en el mundo. Al tiempo, y conociendo los movimientos del Gobierno de Níger, Rosatom mantenía discretos contactos con militares del país africano para establecer un acuerdo diferente al que Bazoum exploraba. En él, Rusia se quedaría con un 75% de las acciones y Níger con un 25%. Era, sin duda, una oferta mejor que la francesa. Ahora, y si tras el golpe y como es de prever, Rosatom rubrica el acuerdo, Rusia controlará el combustible nuclear, ya que los otros productores de concentrado de uranio son Namibia (próxima a Rusia), Kazajistán y Uzbekistán. En España, de momento, seguimos como siempre: tenemos uranio y no lo explotamos.