Son cruciales para Occidente porque, por allí, llega a Europa el gas ruso. Putin y su gente afirman no saber nada y aseguran incluso que Estados Unidos es “uno de los principales interesados” en que esos gasoductos dejen de funcionar, pero desde Europa y Estados Unidos se señala a Rusia. Lo más grave es que los daños parecen muy difíciles de reparar rápidamente y el sistema de gaseoductos Nord Stream va a quedar inutilizado para siempre y la única opción para que vuelva a funcionar pasa por reconstruirlo aunque Rusia diga ahora que las fugas están controladas.

Nord Stream 1 y 2

La corrosión

De momento, hay cuatro fugas, se supone que controladas desde este 3 de octubre, y, por ellas, ha entrado agua salada. Al estar las canalizaciones hechas de acero, el interior de los tubos se corroe, pero queda una pregunta ¿por qué no se usó en su día acero inoxidable? Pues por dinero: lo normal en este tipo de infraestructuras es que, si no se puede emplear acero del que nunca se oxida, se revista el interior de con algún polímero; pero, en este caso, ni eso se hizo porque el acero convencional no genera problemas para transportar gas. ¿Qué diferencia hay entre una tonelada de acero convencional y una de acero inoxidable? Mucha y, de nuevo, tiene que ver con el dinero: el acero inoxidable cuesta cuatro veces más y, aquí, como consideraban casi imposible que sucediera algo como lo que ha sucedido, nadie presionó para instalar ningún sistema de protección. Hoy, la realidad es la que es: litros de agua salada han entrado en las tuberías y van a inutilizar tramos enteros o, quizá, todo el gasoducto. Sea como fuere, sólo hay una cosa cierta: si el gasoducto vuelve a usarse, será porque Rusia así lo decida. 

¿Hay solución?

Sólo hay una: cambiar los tramos de tubería dañados y hasta Rusia lo admitía este 3 de octubre a través de Dmitri Peskov, portavoz del Gobierno: "entendemos que hay que reconstruirlo porque entendemos que, en general, se puede reconstruir cualquier cosa, pero todavía tenemos que entender cuál es la magnitud del desastre". Una eventual reconstrucción, además, la realizaría Rusia en solitario. Según Peskov, la cooperación internacional es imposible dada "la posición de histeria y antagonismo de Occidente contra nuestro país". 

El Nord Stream tiene 1.224 kilómetros, 1.220 mm de diámetro y 22 megapascales de presión. Los tubos tienen cuatro centímetros de grosor y, de ahí, que nadie pensase que podía pasar lo que ha sucedido, porque están revestidos con una capa de hormigón de once centímetros. Lo que ha pasado, se sopsecha (un submarino ruso), pero Rusia dice que no y echa la culpa a Estados Unidos. Putin, hoy mismo, decía  que el jefe de su Servicio de Espionaje Exterior, Serguei Narishkin, había detectado un “rastro occidental” en las fugas de los gasoductos y que, de momento, siguen “recabando datos”. Sea como fuere, en caso es que el Nord Stream va camino de convertirse en una atracción para submarinistas.