De entrada, un anglicismo y, como tal, debería evitarse, pero el problema es que no existe un término que se ajuste a tal conducta en nuestro idioma. En sí, es un resultado de la unión de dos palabras: phone, que quiere decir teléfono como todos sabemos, y snubbing, que vendría a ser algo tal que hacer un feo. Y, sí, aciertas: hacer phubbing es enredarte con el móvil cuando deberías estar pendiente de lo que celebras.

 

Ten ojo

Como todos, seguro que se lo has hecho a otros más de una vez y sin darte cuenta; pero lo cierto es que sufrirlo es un horror: cuesta imaginar algo más desagradable que ver cómo una persona con la que, por obligación o por gusto, estás compartiendo un momento más pendiente del móvil que de lo que sea que estéis haciendo o, peor aún, que aquello que estés explicándole. En una cita a dos, si el compañero está entretenido con el móvil, ocho de cada diez víctimas de esta falta de respeto dan por hecho que aquello no tiene futuro.

¿Cómo evitarlo?

Lo más fácil es citarse sólo con quien te interese de veras. Si lo que la realidad te ofrece en directo es más sugestivo que lo que brinda el móvil, no practicarás el phubbing. Otra opción, la más socorrida, es ponerse normas: oblígate a dejar de lado los gadgets cuando quedes con alguien. Hay muchas maneras de hacerlo: desde apagar el móvil o dejarlo en el coche a utilizar el modo avión. También puedes, directamente, planear citas en lugares en los que el móvil no esté permitido. Y ahí caben desde un cine a una biblioteca o, incluso, la casa de los padres de alguien. Si la tecnología nos aparta de la realidad, la tecnología está de más. Ah, y una cosa: en realidad si que existe un término equivalente a phubbing en nuestro idioma: ningunfoneo.