Se supone que es la profesión de moda, que si te formas para ejercerla nunca estarás en paro y, además, que es de lo más creativa; pero, ahora bien, ¿en qué consiste exactamente?
Sin prompt engineers no hay IA generativa que valga
Los prompt engineers convierten el lenguaje humano en algo que los sistemas de IA generativa o los asistentes virtuales puedan entender. En sí, su labor es parecida a la de un programador, pero aquí no se trata de desarrollar aplicaciones y programar y picar código: el prompt engineer trabaja con datos y debe entenderlos y procesarlos mediante la creación de modelos coherentes que, también, sean capaces de predecir nuevos comportamientos. Así, precisamente, es como funciona el machine learning. Hasta que los creadores de ChatGPT articularon la mejor campaña publicitaria de los últimos años para, primero, dar a conocer su herramienta y, segundo, convertirnos a todos en facilitadores de nuevos datos, nadie hablaba de prompts. Ahora, medio mundo sabe que no es otra cosa que una entrada de texto que se proporciona a un modelo de lenguaje para obtener una respuesta o acción específica por parte de éste. Por eso, los expertos dicen siempre que gestionar adecuadamente un sistema de IA implica saber hacer las preguntas adecuadas.
Perfiles
Para diseñar prompts eficaces hay que saber cómo funcionan los sistemas de IA, disponer de conocimientos lingüísticos y disponer de una sólida formación en lógica, semiótica o matemáticas. Por lo general, quienes los elaboran suelen ser lingüistas dedicados más a las estructuras que a los contenidos y su misión consiste en que los sistemas de IA sean más útiles, eficientes y seguros. Y, sí, por primera vez en mucho tiempo, parece que los de letras pueden tener un hueco en el siempre árido mundo de las TIC. La IA, más que dejar a los que escriben sin trabajo, reformulará sus tareas: quien elabora contenidos no tendrá que elaborarlos siempre y uno por uno como sucede ahora: podrá crear modelos que servirán de base a nuevos contenidos que el profesional validará y perfeccionará. Escribir, que nadie lo dude, seguirá sirviendo de mucho porque la calidad de lo que nos ofrezca un sistema de IA después de pedirle lo que sea no va a poder evaluarla alguien incapaz de hacer él mismo y sin ayuda eso que se ha solicitado, así que ahí hay una posibilidad; pero, eso sí, habrá que saber también (y además de escribir) cómo funcionan los algoritmos.