Samara, una de las compañías líderes en sistemas domésticos de autoconsumo fotovoltaico, las adelanta. Son cuatro y, según esta compañía, son las que condicionarán este nicho de mercado. Sólo en 2023, se instalaron 111.795 sistemas de este tipo en todo el país.

 

Auge de las instalaciones comunitarias

Según datos de Samara, un 94% de las instalaciones domésticas se desplegaron en viviendas unifamiliares el año pasado. “Hasta hace poco, la regulación no estaba adaptada a las necesidades de las comunidades energéticas, lo que suponía un reto para su despegue.Sin embargo, tras los cambios de los últimos meses, hemos notado un aumento exponencial del interés por instalar en comunidades” señala Manel Pujol, cofundador de la marca.

Democratización de la inversión por reducción de costes primarios

La inversión en proyectos de energía renovable se ha convertido en una acción segura y rentable. El desarrollo tecnológico vivido en los últimos años ha permitido abaratar el coste de instalación de manera importante, y se espera que esta innovación siga abaratando la tecnología fotovoltaica a todos los niveles durante 2024. Esta reducción de precios se traslada al cliente y, unido a condiciones de financiación cada vez más benévolas, impulsará el sector en 2024.

Valor del almacenamiento

Un 19% de la energía que producen las instalaciones de autoconsumo se está perdiendo debido al retraso en legalizar las instalaciones y la falta de baterías de almacenamiento. Tras una primera fase decisoria de dar el salto a la energía solar, cabe esperar que muchos agentes apuesten por completar sus instalaciones con baterías que permitan optimizarlas, especialmente a nivel residencial - el último borrador del PNIEC de junio 2023 aumenta sus estimaciones de almacenamiento a 22 GW para 2030.

Combinación de posibilidades del sector

Los españoles son cada vez más conscientes de la rentabilidad y futuro del sector y, desde Samara, destacan que crecerá el número de ciudadanos que opta por complementar vías para sacar partido al sector. “Una instalación residencial media permite un ahorro del 70% respecto a la factura tradicional, lo que supone 851 euros al año” señala Manel Pujol.