El hidrógeno, se supone, va a ser el futuro de muchas cosas, entre ellas del ferrocarril, aunque esto no acaba de ser cierto. En Alemania se puso en marcha el año pasado en un tren impulsado mediante esta energía, pero la experiencia no ha cumplido ni siquiera doce meses, porque se abortó a finales de 2022 porque otras opciones como los trenes eléctricos de batería son más baratas. Ahora, quienes deciden probar –lo hacen con el mismo tren, el Coradia iLint, que es la versión propulsada con hidrógeno de los populares Coradia- están en Quebec, Canadá.
Ensayo veraniego
Los ensayos tendrán lugar sobre una línea turística que, con salida en la ciudad de Quebec, sigue el curso del río San Lorenzo hasta llegar a la bahía de Saint Paul. En Francia, está previsto recuperar la línea que prestaba servicio a la localidad pirenaica de Luchon y equiparla también con trenes de hidrógeno. Las pruebas de Quebec se prolongarán entre este 17 de junio y el 30 de septiembre próximo y, en la experiencia, colaboran el Gobierno de Quebec, la compañía Harnois Energies y una ferroviaria: Chemin de Fer de Charveloix. Se trata de la primera línea operada con trenes de hidrógeno que se activa en América.
Una zona sin líneas ferroviarias eléctricas
El futuro del tren de hidrógeno canadiense parece a priori más halagüeño que el de sus homólogos europeos. En Canadá, el volumen de líneas de ferrocarril electrificadas es testimonial y, por ello, la propulsión mediante hidrógeno se presenta como una alternativa interesante para los operadores ferroviarios de la zona o, al menos, eso considera Alstom, la empresa que fabrica los convoyes. Michael Keroullé, presidente de Alstom Americas, así lo indica: “este proyecto demostrará nuestras capacidades para brindar soluciones de movilidad más sostenibles a clientes, agencias y operadores, así como a los pasajeros”, señala. El Coradia iLint es capaz de circular a un máximo de 140 km/h; pero, según un informe del Ministerio de Transporte de Baden-Württemberg, se estima que, en un lapso de tiempo de 30 años, el coste de un sistema a hidrógeno alcanza los 849 millones de euros, el del modelo eléctrico los 506 millones de euros, y el de un tren eléctrico convencional, 588 millones de euros.
La ventaja del tren de hidrógeno es que no exige tender catenarias para reducir emisiones, algo que lo convierte en muy interesante para Canadá, pero no demasiado para Alemania. Otro territorio que se plantea utilizar estos trenes es Canarias, donde tampoco existen líneas de ferrocarril electrificadas (y de hecho de ningún tipo). En febrero, una delegación del Gobierno Canario visitó Alemania para conocer el proyecto del tren de hidrógeno. Su intención es conectar, con estos convoyes y mediante dos líneas, diferentes ciudades de Tenerife y Gran Canaria. Entre Ciudad Real y Badajoz hay otro proyecto.