Elon Musk, además de ser dueño de la red X y objetivo de todo sátrapa digno de tal nombre, dispone, dentro de su amplísima nómina de creaciones tecnológicas, de un robot humanoide desde hace muchos años. Se llama Optimus y ha sido diseñado para realizar tareas repetitivas, peligrosas o aburridas que actualmente realizan los humanos, aunque Musk avisa ya de que podrá hacer mucho más a medio y largo plazo. Sin embargo, el magnate sudafricano tiene un problema: China.
China y sus objetivos
Allí, en el gigante asiático, tiene Musk su competencia más feroz. Y la tiene porque China hace años ya que tiene decidido convertirse en el primer fabricante mundial de robots humanoides. De momento, su unidad más avanzada se llama Agibot y mide 175 cm de alto. El robot, que pesa 55 kilos , está equipado con múltiples sensores que le permiten ver, escuchar y hasta procesar texto. Por supuesto, está equipado también con sistemas de IA. Es la primera avanzadilla de la nómina de robots que los chinos quieren desarrollar de aquí a 2027 para dominar con ellos este nuevo mercado tecnológico.
Ligeramente más bajos que la media
La estatura media en los 38 países que integran la OCDE es de 177 metros para los hombres y, por eso, tanto Agibot (175) como Optimus (173) se quedan ligeramente por debajo. Al hacerlo, los usuarios los perciben no como un peligro potencial, sino como un asistente. El robot chino, eso sí, es más versátil que el de Musk y, además de tareas repetitivas, dispone de coordinación suficiente como para enhebrar una aguja. La partida robótica, parece claro, tiene dos jugadores de momento: el Estado Chino y Elon Musk. ¿Quién ganará? Por si caso, en Google han desarrollado ya un protocolo para evitar que los robots puedan llegar un día a atacar a un humano.