Andan por ahí intentado desprestigiarlo asegurando que producirlo en piscifactorías lo ha convertido en algo así como el pollo del mar, pero lo cierto es que ni es como el pollo ni vive en el mar durante la mayor parte de su vida, así que el cocinero japonés en cuestión, intuimos, ni sabe ni quiere aprender a qué llamamos Campanu en tierras más civilizadas que la suya haría bien en callar la boca porque, además, comer salmón es una de las mejores maneras (y más agradables) que existen de combatir el envejecimiento cerebral.
La vitamina D tiene la culpa
Y es que este singular y sabroso pescado es una de las fuentes de vitamina D más asequibles que tenemos a mano junto al Bonito del Norte, la Caballa del Sur y la trucha. Esta vitamina, que regula el metabolismo del calcio, modula el sistema inmune y hasta reduce un 30% el riesgo de infección por Covid, desacelera también el envejecimiento. De hecho, si se consume en niveles adecuados durante las primeras etapas de la vida, garantiza un óptimo desarrollo cerebral y es la mejor manera de prevenir la demencia, el parkinson, el alzheimer y hasta la esclerosis múltiple.
Ni lo dudes
El consumo de vitamina D, y comer salmón ahumado o fresco es una muy buena manera de hacerlo, reduce el deterioro cerebral y hasta hace que el volumen de nuestra particular CPU sea mayor, lo que reduce el riesgo de demencia y de ictus. En definitiva, que no comer salmón estos días es cosa de locos o de japoneses insensatos.