La Robla, villa leonesa de unos 3.600 habitantes capital de la Montaña Oriental que llegó a tener cerca de 6.000 a principios de los 80, fía su futuro a las renovables ahora que la térmica que funcionaba en la localidad ha cerrado y las minas de carbón de Hullera Vasco Leonesa –empresa con explotaciones en la cercana población de la Pola de Gordón y lavadero en La Robla- son sólo un recuerdo. Ahora; y para superar la el drama de los cierres que, uno tras otro, han azotado una comarca en la que ya sólo queda una gran empresa (la fábrica de cementos de Corporación Masaveu); la localidad va a impulsar dos proyectos, la Robla Green y la Robla Hub que permitirán que los roblanos sigan haciendo lo que siempre ha hecho: producir energía, ahora en forma de hidrógeno, con paneles fotovoltaicos y mediante la quema de biomasa. Lo harán, eso sí, de otra manera. Esta primavera arranca, además, con una buena noticia para la comarca: Naturgy, impulsora de la Robal Hub, ha obtenido la autorización del Ministerio de Transición Ecológica para la construcción de dos plantas fotovoltaicas en el entorno de la antigua central de carbón de la localidad.
420 MW
Estas instalaciones; bautizadas como ‘La Pradera’, con una capacidad instalada de 195 MW; y ‘Los Corrales’, con 225 MW de potencia; generarán unos 700 GWh al año, una cantidad que equivale al consumo eléctrico de más de 210.000 hogares. Son la primera pieza de un proyecto que tiene como pieza final una planta de hidrógeno renovable cuya capacidad de producción alcanzará hasta 280 MW y cuya puesta en marcha está prevista en 2026. La inversión estimada alcanza los 485 millones de euros y las instalaciones se ubicarán en los terrenos de la antigua central térmica de Naturgy, cuyo cierre definitivo fue autorizado en 2020. El proyecto lo impulsan de manera conjunta Naturgy y Enagás Renovable, priopietarios de la sociedad conjunta Robla Hub.
La Robla Green
En paralelo, y en un polígono de la localidad denominado El Crispín, está previsto que se levanten las instalaciones de La Robla Green, que incluye dos instalaciones: una planta de biomasa con sistemas de captura y almacenamiento de CO2 que ya ha sido bautizada como Roblum y una fábrica de metanol verde bautizada como La Robla Nueva Energía. Tres compañías (Reolum, Tresca Ingeniería e Incus Capital) son las que han activado el proyecto. En la planta de biomasa se quemará paja de maíz (la provincia de León es la que mayor volumen de esta gramínea produce en toda Europa), y residuos procedentes de otros cultivos como en centeno y la colza. El CO2 de origen no fósil que se generará con la combustión de estos residuos permitirá mediante electrólisis producir hidrógeno verde que se transformará en e-metanol, un combustible de nueva generación neutro en emisiones, no contaminante y capaz de mantenerse en esta líquido a temperatura ambiente. El e-metanol permitirá ayudar, explican los promotores del proyecto, “a descarbonizar el sector de la industria química y el del transporte”, ya que se consumirá en estos dos ámbitos.
440 millones de inversión
La ejecución del proyecto implica una inversión de 440 millones de euros. De ellos, 175 permitirán construir la planta de biomasa y 264 la de e-metanol. Las obras comenzarán en 2024 y emplearán a unos 450 operarios. Después, cuando las instalaciones funcionen, se crearán 100 empleos directos y otros 90 asociados a la producción de biomasa. Comparados con los más de 1.200 que, de media, tenía la Hullera Vasco Leonesa –la empresa minera que operaba en la cuenca y que promovió la fábrica de cemento, la térmica y el lavadero del que antes hablábamos- son pocos, pero servirán a la cuenca de Ciñera-Matallana ys sus dos principales poblaciones (La Robla y la Pola de Gordón) para escapar al triste destino que dejaron desmantelamientos como los que padecieron Guardo y Barruelo en Palencia o Villablino y Sabero en León