En un giro inesperado, Rusia ha anunciado que continuará colaborando en la Estación Espacial Internacional (ISS) hasta 2030. Anteriormente, el país había manifestado su intención de retirarse después de 2024 para centrarse en la construcción de su propia estación orbital. Según declaraciones de Yuri Borisov, director de Roscosmos, el cambio de postura refleja un compromiso renovado con la cooperación internacional en el ámbito espacial, crucial en un contexto geopolítico tenso.
Un historial de tensiones y acuerdos
El tira y afloja entre Rusia y los socios internacionales de la ISS no es nuevo. La dependencia mutua en términos técnicos y operativos ha sido un factor clave para sostener la colaboración a pesar de las tensiones. Sin embargo, el anuncio previo de su salida generó incertidumbre sobre el futuro del programa espacial conjunto. Finalmente, el acuerdo para permanecer hasta 2030 asegura estabilidad para el proyecto, mientras que Roscosmos sigue adelante con los planes de la Estación Orbital Rusa (ROS), que pretende ser un hito nacional.
Tras varios conflictos, como hemos mencionado anteriormente, en julio de 2022, Rusia tomó la decisión de abandonar la ISS en 2028 para centrarse en la construcción de su propia estación espacial, llamada Estación Orbital Rusa (ROS, por sus siglas en inglés). Esta decisión requirió un compromiso financiero para las hazañas espaciales existentes del país, además, Estados Unidos se vio en la 'obligación' de buscar un socio para sustituir a Rusia, debido a que la ISS está diseñada de tal manera para que unos dependan de otros, es decir, el lado estadounidense proporciona energía, mientras que el lado ruso otorga propulsión y evita que la plataforma caiga a la Tierra.
Sin embargo, los tira y afloja por parte de Rusia volvieron al año. Este país cambió de opinión y se comprometió a seguir formando parte del proyecto hasta 2028, hasta que se ha dado a conocer que, finalmente, Rusia permanecerá en la ISS hasta 2030.
El futuro de la exploración espacial
La permanencia de Rusia en la ISS no solo refuerza el programa actual, sino que también demuestra la importancia del trabajo conjunto en la investigación espacial. La futura estación orbital rusa, por otro lado, promete una mayor independencia, con módulos más avanzados y adaptados a necesidades específicas del país.
En un principio, se espera que la Estación Orbital Rusa empiece a estar lista a partir de 2027 con las siguientes características: capacidad de generar más energía para tareas específicas, unificar los módulos, interaccionar con futuros grupos de satélites y ejecutar varios modos de operación. Asimismo, cuando esté operativa, brindará una vista más amplia de la Tierra para fines de monitoreo y vigilancia.