Ya sabemos por qué en Alemania animan, mediante una campaña similar a las que aquí se desarrollan en plataformas como Change.org activada en el portal Campact, a que las principales cadenas de supermercados del país teutón dejen de comprar fresas españolas. En teoría, era porque les preocupaba el futuro de Doñana –han recogido ya 150.000 firmas- pero, cosa curiosa, resulta que la campaña coincide con la temporada de recogida de la fresa alemana, que se cultiva en Renania, Baja Sajonia y Baden. ¿Ecologismo o proteccionismo? En España, mientas, empresarios y trabajadores del subsector fresero se manifiestan. Las fresas alemanas, por cierto, cuestan en los supermercados hasta un 200% más que las españolas. ¿Estamos hablando de fresas y medio ambiente o de proteccionismo y política?

 

El Gobierno se complica

La situación se ha complicado, además, a raíz de sendos tuits del presidente Pedro Sánchez y la ministra Teresa Ribera en las que se hacían eco de la campaña. Para el presidente del Gobierno, la campaña activada contra la fresa española en Alemania demostraría que “el negacionismo arruina nuestro medioambiente y corre el riesgo de arruinar las economías locales” y para Ribera la campaña hace que sea “imprescindible despejar YA cualquier duda”. Para ello, indica la ministra, el presidente andaluz “debe retirar de inmediato la ley de regadíos que amenaza Doñana”. Los impulsores de la campaña indican en su exposición de motivos que Alemania es el “principal importador de fresa española” y que “un tercio de la que se cultiva” en nuestro país acaba en Alemania “incluso en invierno”. Según ellos, las fresas españolas “son fresas baratas a costa de la naturaleza y las personas”.

Respuestas

Desde la Junta de Andalucía y las asociaciones de productores se recuerda un dato que ni Sánchez ni Ribera han tenido en cuenta: la campaña alemana de la fresa va de mayo a julio y es, precisamente, ahora cuando las fresas germanas llegan a los supermercados alemanes a precios que pueden hasta triplicar los de las españolas. Al final, es lo de siempre: a veces, cuando vas, resulta que hay alguien que ha ido y venido seis veces. El problema es cuando eso le sucede a alguien que se supone vela por los intereses de la agricultura española y sus trabajadores.

Andalucía produce el 85% de las fresas españolas y el subsector fresero emplea a cada año a entre 80.000 y 100.000 personas de enero a junio. El 52% son operarios españoles, el 20% procede de la UE y el 28% son trabajadores no comunitarios. Sólo en Huelva, operan 158 empresas dedicadas al sector. Los cultivos empezaron a mediados del siglo XX y la mayoría de las personas empleadas en el sector son mujeres. A Campact, parece, todo eso le da igual y a nuestro Gobierno, seguramente, le falta información y le sobran ganas de darle a Twitter. Por cierto, hay otro dato: en Campact, casi cada año, lanzan campañas similares coincidiendo con la llegada de la fresa alemana a los lineales. La asociación alemana de productores de fresa, si es que existe, tiene a alguien que hace muy bien su trabajo.