Con la Eurocopa en puertas (comienza el 14 de junio) ya hay quien se pregunta qué impacto ambiental puede generar un evento que exigirá multitud de desplazamientos porque movilizará a miles de profesionales y proveedores y, también, a decenas de miles de espectadores. Ése impacto puede medirse y, también, minimizarse. Existe, de hecho, hasta un protocolo para hacerlo. Un protocolo que, además, se ha testado ya en Catalunya.

estadios y sedes eurocopa alemania 2024
 

El ejemplo de los Campeonatos del Mundo de Esquí de Montaña

La estación de esquí de Boí-Taüll acogió este mes de enero una prueba que, al menos en lo nominal, es de mayor rango que la Eurocopa, ya que se trató de un Campeonato del Mundo. Fue, eso sí, de una modalidad minoritaria: el esquí de montaña. Las emisiones fueron, con todo, notables, pues se movilizaron muchos medios y personas. FGC Turismo, la empresa pública que gestiona la estación de esquí que ejerció de sede, articuló meses después un sistema para compensarlas en parte.

El protocolo

Desde 2018, FGC Turismo mide las emisiones directas e indirectas de Gases con Efecto Invernadero (GEH) generadas por sus actividades. A partir de esos datos, se plantean acciones de mejora con el fin de reducir su efecto. Así, y durante la celebración de los Campeonatos del Mundo de Esquí de Montaña, se activaron estas mediciones de acuerdo con los requisitos establecidos en el GREENHOUSE GAS PROTOCOLO que establece el marco global para medir y gestionar las emisiones de GEH. Finalizadas las pruebas, se reveló que la huella de carbono por asistente alcanzó los 0,211 tCO₂e (toneladas de dióxido de carbono equivalente). Los organizadores compensaron esas emisiones con la implantación de sistemas de gestión medioambiental en todas las estaciones de esquí catalanas. ¿Qué se hará durante la Eurocopa? Está en manos de los organizadores del evento pero, vista la sensibilidad ambiental existente, no estaría de más que tomasen el Campeonato del Mundo de Esquí de Montaña como referente. Al fin y al cabo, lo que está en juego –además de la identidad de la selección campeona de Europa- es el futuro de todos.