Sí, el grafeno también sirve para fabricar baterías. Y, encima, si es verdad lo que dicen en la NASA, son baterías “increíbles” que superan hasta los cálculos más optimistas: al parecer ofrecen hasta 500 vatios/hora por kg lo que supone el doble que las mejores baterías actuales.
Y en el futuro, más
Según los cálculos de sus desarrolladores, las cifras podrían mejorar en poco tiempo y la capacidad energética final podría hasta triplicar la de las baterías actuales. Las baterías de grafeno, explican, son más ligeras, más seguras, más potentes y más eficientes que las de ión-litio. Rocco Viggiano, ingeniero del Centro de Investigación Glenn de la NASA, cree que se ha llegado “a una nueva frontera”. Por lo visto, el uso de grafeno permite eliminar hasta un 40% del peso de la batería y, al tener este material una mayor densidad energética, la capacidad de almacenaje crece hasta el punto que podríamos llegar a ver aviones eléctricos, algo impensable con baterías como las actuales, que ofrecen una, ciertamente, muy limitada autonomía.
¿Cómo lo hacen?
Cada célula del nuevo modelo de batería está formada por tres capas. Así, el ánodo es de litio y el cátodo, de azufre y selenio, pero está organizado en una malla de grafeno. Entre uno y otro está el electrolito, que es sólido y no líquido, como en las baterías actuales. Esta circunstancia hace que el nuevo modelo de batería no sea ni inflamable ni potencialmente explosivo. Con ello, además, se conjura una de las grandes inquietudes de la industria, que daba por hecho que las ineficientes baterías de ión-litio seguirían siendo las únicas disponibles hasta dentro de diez años. Del mismo modo, se soluciona otro problema grave: el que plantea la escasez de litio y cobalto. ¿Cuánto tardará esta nueva batería diseñada por la NASA en convertirse en una realidad comercial?